'Cry me a river'

Fotograma de vídeo de 'Barbie London: Trouble in Space' (2001)

Kumar Kishinchand López

Santa Cruz de Tenerife —

-Madame Bovary’s Revenge / Barbie London: Trouble in Space / Whitby Weekender: Dance Lesson

-Artista: Ellen Cantor

-Galería Leyendecker. Rambla de Santa Cruz de Tenerife, 86

Qué fácil es para un hombre vivir en un mundo diseñado deliberadamente para los hombres. Qué difícil es hacerlo siendo una mujer. La pretendida igualdad entre géneros o la idílica eliminación de estos sigue siendo una quimera lamentable. La obra de Ellen Cantor, artista americana de reconocida trayectoria y creadora impulsada por la galería Leyendecker, vuelve a este espacio con tres piezas de vídeo-arte.

En primer lugar, debe entenderse que la relación de dominación entre sexos queda ejemplificada en objetos de lo más cotidiano. Una muñeca Barbie puede ser una excusa perfecta para exhibir la sumisión constante a la que se ve sometida la mujer. En Barbie London: Trouble in Space, Cantor expone una imagen femenina estereotipada, siempre dispuesta a satisfacer cualquier necesidad masculina.

Todo ello se enlaza con el mandato social de establecerse en una relación heterosexual duradera, preferiblemente con un príncipe azul y una prole idílica. Este juguete, en apariencia insignificante, no solo se imbrica en la reflexión sobre la situación actual del colectivo femenino adulto, sino en el tipo de educación que reciben desde muy temprana edad con divertimentos como el citado o el propio ejemplo de la factoría Disney.

La disección de productos enlatados continúa en Madame Bovary’s Revenge, donde la autora expone una tipología cinematográfica tomada de Les Amants (1955) de Louis Halle, cineasta francés. En esta, la mujer, casada infelizmente con un magnate, toma un amante, generalmente de un estrato social más bajo, que espera que satisfaga sus necesidades. Este le propone huir y escapar de una vida jerarquizada.

La relación de sumisión hombre-mujer volverá a aparecer del modo anterior pero en una relación diferente ya que la protagonista se verá supeditada nuevamente a los deseos de otro hombre al modo de un eterno retorno. Esta relación se acentúa con los insertos pornográficos del clásico Behind the green door (1970), protagonizada por Marilyn Chambers, que recalcan el primer engaño placentero, la novedad de una relación fuera de la cotidianidad que luego termina transformándose en servidumbre.

La última pieza presente, Whitby Weekender: Dance Lessons registra una serie de pasos de baile inspirados a partir del soul americano de los años 40. Se intercalan imágenes grabadas en el Toghetherness Norther Soul Festival de la citada localidad inglesa, con tomas concretas de los pasos, que tienen la peculiaridad de haber sido inventados por la clase trabajadora británica como divertimento de las largas horas de confinamiento fabril.

Así, Cantor agrupa en sus piezas la lucha continua por visibilizar los mecanismos del heteropatriarcado, integrados dentro de las sociedades desde tiempos inmemoriales. Para ello empleaba todo el material que quedara a su alcance, sin caer en la banalidad y siempre con el objetivo de empoderar, haciendo de sus piezas un discurso equilibrado entre cultura de la posmodernidad y compromiso feminista.

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