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'Raíz'

Sin título (1984)

Kumar Kishinchand López

Santa Cruz de Tenerife —

- Arte en el Parlamento. Itinerarios de la plástica canaria. Varios artistas

- Sala de arte del Parlamento de Canarias

- Santa Cruz de Tenerife. Hasta el 25 de octubre

El Jardín de las Hespérides de Fernando Álamo recibe al visitante en la sala de exposiciones del Parlamento de Canarias, prefigurando el camino que se anuncia en el título de la exposición. Itinerarios de la plástica canaria es un recorrido por el paisaje de las islas de la mano de algunos de los más excelentes pintores que ha dado la historia del arte en Canarias.

La citada obra de Álamo responde a la influencia del Néstor Martín Fernández de la Torre muralista. Se aprecia en la gran composición el aire onírico y las figuras sensuales heredadas del pintor grancanario. Álamo dibuja siluetas fuertes, morenas de gestos seductores y que se enmarcan en tonos grisáceos y sombríos como un sueño lejano.

Su compañero de generación, Gonzalo González, ejecuta en Los Realejos tres planos cromáticos bien diferenciados que ilustran el campo yermo en el que se inserta una estela roja por el sol y que produce a su vez una sombra de un verde intenso. Un ídolo en medio del campo. Prevalecen el ensimismamiento y la soledad característicos del creador tinerfeño.

El punto iniciático de la muestra es la obra de Nicolás Massieu y Matos, paisajista grancanario, que en Tempestad petrificada describe una infinita sucesión de planos que construyen un macizo montañoso que se extiende hasta el horizonte y se congela como una postal. La cronología avanza hasta la obra del maestro indigenista grancanario Felo Monzón, que, fiel a su tradición de colores vivos y figuras simplificadas, expone un paisaje volcánico idealizado, zonificando mediante texturas elaboradas con arena y óleo.

Miró Mainou fue la primera influencia de Pedro González. Ambos ejecutan una visión heterodoxa de la figura volcánica preeminente de las islas. En el primer caso, el Teide queda oculto por la importancia del Roque Cinchado en una gama cromática terrosa y cobriza; mientras que en el segundo, en una perspectiva antinatural, se recoge la forma básica de la montaña, destacando el característico trazo neoexpresionista de González en la constitución del panorama.

No podía faltar en esta selección la presencia de César Manrique, configurador de un lenguaje propio desde muchas corrientes de la abstracción del siglo XX, pero siempre remitente a la aridez de Lanzarote y, en este caso concreto, a las tuneras que pueblan su paisaje, construyéndolas en una gama cromática más colorida de lo habitual en obras de este periodo.

La muestra reúne a artistas canarios que no solo han tenido proyección local y nacional, sino también global. Ello supone un buen recordatorio del potencial inherente del arte canario y de las influencias paisajísticas que este recoge. La exposición de estas y otras piezas al público, además de dotar de diversas lecturas que sin duda favorecen el enriquecimiento de la colección institucional, debe servir como recordatorio perenne de las ingentes posibilidades del territorio y toque de atención para observar de cerca a los creadores de la generación actual.

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