El colista agranda la herida de un Tenerife desconocido (0-1)

Ricardo ante el Girona.

Ramón Hernández/Radio Marca Tenerife

Santa Cruz de Tenerife —

Cuando los medidores de euforia empezaban a romperse en la isla, el Tenerife entró en estado de shock. En dos semanas que podían haber colocado a los de Cervera en una situación inmejorable para luchar por el ascenso directo, dos equipos metidos en la zona de descenso sonrojaron a un Tenerife que parece haber olvidado, de repente, las señas de identidad que, no hace mucho, lo convirtieron en uno de los aspirantes más serios al ascenso a Primera. Tras el Jaén, este domingo fue el Girona el que doblegó a los insulares, que cuajaron el peor partido desde que el Alcorcón golease en el Heliodoro, en el mes de enero. Jandro, tras un discutido penalti, hizo el 0-1, nada más arrancar la segunda parte y, de ahí al final, los blanquiazules acabaron desquiciados y ni si quiera fueron capaces de crear una ocasión clara de gol. Las dudas asaltan al tinerfeñismo, antes de un derbi que promete emociones fuertes.

El Girona arrancó demostrando que no venía a la isla derrotado. A pesar de su condición de colista, los de Pablo Machín comenzaron agazapados atrás pero saliendo a la contra con mucho peligro. El ex blanquiazul Juanlu Hens avisó, antes de los diez minutos de juego, con un centro-chut que se paseó por la frontal del área pequeña, y con un disparo que atrapó Roberto.

Conforme pasaban los minutos, los de Cervera continuaban aletargados, incapaces de salir con el balón controlado, y mucho menos de pisar los dominios del meta catalán. La ansiedad de los gerundenses se tradujo en una mayor ambición a la hora de buscar el gol.

Con todo, el primer disparo a puerta de los tinerfeños lo protagonizó Ricardo León, que arrancó en velocidad, desde el centro del campo, y su tiro raso lo blocó Isaac. Dos minutos más tarde, Ayoze Pérez buscó de nuevo el gol. Un servicio de Aitor Sanz le sirvió al de María Jiménez para sacar un disparo que obligó a Isaac a estirarse.

En el 22, llegó la polémica. Richi recibió un balón en el punto de penalti, y al orientarse para disparar a puerta, fue arrastrado por Aridane, que llegó tarde. Sin embargo, el colegiado optó por sacarle amarilla al jugador visitante, por simular la caída. La repetición televisiva demostraría después que la pena máxima debería haberse señalado.

El Tenerife no estaba cómodo. La superioridad de los rojiblancos en el centro del campo era evidente y, sólo cuando Ayoze Pérez agarraba el esférico, cundía el pánico en la defensa rival. Así, en el 27, la estrella chicharrera sentó a Jonás Ramalho, y lanzó a puerta para que, de nuevo Isaac, repeliese el chut.

Cuando corría el 30 de la primera mitad, y tras dos córners para los catalanes, Ayoze Pérez se encontró un balón dividido, y avanzó 50 metros para acabar disparando por encima del larguero, desde la frontal del área. Pero poco más se podía destacar de un Tenerife atascado, que no lograba encontrar la conexión entre el centro del campo y sus futbolistas de ataque.

Hasta el descanso, más de lo mismo. El Girona manejando el partido a su antojo, y sin pasar apuros para mantener su portería a cero. Cervera tenía mucho trabajo por delante.

Nada más arrancar la segunda parte, el árbitro del partido enmendó su error de la primera mitad, concediendo un discutidísimo penalti al Girona, por unas supuestas manos de Moyano. Jandro lo transformó para escribir el peor guión posible en la reanudación.

El 0-1 cambió el sino del encuentro. Con el objetivo cumplido, momentáneamente, los de Machín decidieron replegarse y esperar una contra rápida, ante un Tenerife desquiciado y sin ideas. Cervera sacó a Aday por Juanjo, para intentar sacar de la empanada a sus pupilos, que estaban cuajando el peor partido de los últimos meses.

Pero el equipo continuaba sin crear ocasiones, y los minutos seguían pasando. Por el camino, los visitantes tenían opciones de buscar el segundo. Por si fuera poco, en el 70, Ayoze Pérez, que estaba apercibido de sanción, vio la quinta amarilla en una acción que no era merecedora de amonestación. El pichichi blanquiazul saltó a por un balón con el central, y no se percató de la llegada de este. Al pr0ducirse el choque entre ambos, el defensor del Girona quedó en el suelo. El árbitro le sacó amarilla por lo que, salvo que el club recurra la amonestación y el comité acepte las alegaciones de la entidad, Ayoze Pérez podría perderse el que podría ser el último derbi que jugase con la camiseta del Tenerife.

A vueltas con lo que sucedía en el terreno de juego, ni si quiera la entrada de Édgar mejoró las cosas. El partido continuó trabado, con un Girona que, a pesar de ser colista, demostró una confianza y unas hechuras impropias de un equipo en su tesitura, lo que le sirvió para llevarse de la isla tres puntos de oro para su ansiada salvación.

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