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El sector de la alimentación en Canarias aprende a regatear los ERTE

Mercado de Vegueta, en Las Palmas de Gran Canaria

Antonio Vacas

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Las actividades relacionadas con la alimentación destacan en la pugna por sortear el caos provocado por la COVID-19 y un indicador es la menor afectación de empresas y trabajadores de este sector en el número de ERTE presentados en todo el país, también en Canarias. Cadenas de distribución, supermercados, industrias alimenticias, tiendas de barrio, restaurantes con servicio a domicilio, repartidores de comida y productores locales, entre otros, juegan a lo mismo –sobrevivir a la crisis- pero con estrategias y respuestas diferentes según la actividad, estructura y tamaño de la empresa.

Pertenecer al sector alimenticio no garantiza el éxito. Muchos proyectos están con el agua al cuello o han sucumbido -máxime en Canarias por su vínculo con un turismo bajo cero-, aunque ser parte de un renglón estratégico puede servir de antídoto. La flexibilidad para cambiar los modelos de producción o venta y la adaptación al escenario virtual (teletrabajo, presencia en redes, comercio electrónico) se han develado fundamentales en la era de la pandemia. Para los pequeños negocios, además, la colaboración para tejer sinergias en beneficio común.

En la actualidad son casi 30.000 expedientes y unos 200.000 los trabajadores inmersos en ERTE aprobados en las islas (por reducción de personal o de horario de trabajo); el 25% de los afiliados a la Seguridad Social. Hostelería, comercio, transportes y ocio acumulan la mayoría de los expedientes, listado en el que la alimentación ocupa las últimas posiciones.

Empresas grandes –por encima de los 250 trabajadores- posicionadas en el mercado y solventes en lo financiero parten con ventaja para sobrellevar el temporal sin rescindir o suspender empleos. No en vano el 75% del total de ERTE aprobados en Canarias corresponde a sociedades de hasta cinco empleados, proporción que llega al 98% si se refiere a empresas de hasta 50 trabajadores.

Mantener el empleo

Mercadona, Alcampo, Lidl y Carrefour, gigantes de la distribución muy presentes en las islas, han descartado los ERTE y funcionan a pleno rendimiento, incluso con ampliación de jornada por picos de venta. Hiperdino (de capital canario) y la red de supermercados SPAR (que opera en franquicia en las islas con unos 120 establecimientos) han reordenado plantillas trasladando personal a puntos con mayor demanda, además de un complemento salarial de cien euros en el caso de SPAR. También empresas como la Compañía Cervecera de Canarias, Destilerías Arehucas o Tirma, representativas en ramos específicos de la alimentación en el archipiélago, logran eludir los expedientes de regulación temporal de empleo, y sostienen la actividad a sabiendas que el consumo doméstico –al alza en algunos apartados- no disipa el derrumbe de la demanda turística.

CCC (fabricante de las cervezas Dorada y Tropical) ha acordado no acogerse a un ERTE al menos hasta octubre ni facilitar despidos objetivos entre sus algo más de 350 empleados, con plantas de producción en las dos capitales canarias. La facturación ha descendido en la crisis: el aumento en la compra de cervezas por los españoles en estos días (un 78% más en las primeras semanas de confinamiento, según el Análisis de consumo en el hogar del Ministerio de Agricultura) no compensa el apagón de la principal fuente de ingresos, esto es, el canal HORECA (hostelería, restauración y cátering). El compromiso del consejero delegado, Juan González, es “salir adelante en las mejores condiciones posibles” con los recursos humanos previos a la crisis.

Destilerías Arehucas, fabricante de licores y rones, ha reestructurado la producción para mantener cierto pulso, con la destilación de alcohol sanitario para elaborar geles desinfectantes, sin llegar a los niveles de facturación previos resentidos igualmente por su dependencia de un turismo desaparecido. Esta empresa centenaria radicada en Arucas tampoco aplica ERTE y asume los salarios de las áreas donde no es posible el teletrabajo. En estos días acomete la zafra de la caña de azúcar, su molienda y destilado. Y este mismo miércoles ya ha empezado a producir de nuevo su famoso ron canario.

Tirma se ha mantenido en lo que sabe desde hace 80 años: cacao, chocolates, galletas, café, caramelos y, por supuesto, ambrosías. Comparte el lastre hostelero en la demanda, superior al incremento del consumo interno (el chocolate es otro de los productos estrella en la canasta familiar del aislamiento, con alzas del 33% en las compras, según el mismo Análisis de consumo en el hogar). Lo llamativo en el caso de la marca grancanaria es el impacto publicitario alcanzado por sus ambrosías en una iniciativa promovida en Twitter, el #MundialdeChocolatinas, que generó una corriente de simpatía medida en más de 16 millones de usuarios únicos en las redes sociales.

Desde la empresa se traduce este éxito mediático imprevisto como “una inyección de moral en estos momentos de incertidumbre”. Extrapolar el respaldo popular con un próximo aumento de la facturación se cree aventurado y “difícil de cuantificar en términos de ventas”, pero reconocen el espaldarazo a “la reputación de la marca” que ayuda en la tarea de “afianzarse en el mercado”.

Plataformas virtuales

Pero no todo son peces grandes en el mar. Negocios a escala limitada (pymes y micropymes), tiendas de barrio, ventas, pequeños productores y distribuidores de alimentos, puestos en los mercados y locales de comidas también sacan cabeza. Por lo común son negocios familiares a escala limitada que se han hecho fuertes desde la cercanía con clientes y vecinos mediante los repartos a domicilio y el uso de internet: las plataformas virtuales han adquirido mucho protagonismo en la comunicación de oferta y demanda.

Por señalar algunas experiencias, la Federación de Mercados de Canarias promueve en redes sociales la iniciativa #MercadosAtuLado, que agrupa a productores y vendedores de alimentos frescos y envasados, plantas, flores y otros bienes de los mercados isleños, para facilitar su contacto con los potenciales compradores. El Cabildo de Tenerife tiene activa también la plataforma www.hastatucasa.es a modo de directorio de productores y comercios con una relación de puestos, mercados y mercadillos operativos en la isla. En el caso de Gran Canaria, el Cabildo y la Cámara de Comercio han actividado también mercados virtuales a través de www.grancanariamegusta.com. Otra iniciativa similar es la web canariasreparte.com, creada de forma altruista por unos ciudadanos solidarios que reúne cientos de referencias de productores y vendedores, no solo de alimentos y restauración (también comercios y servicios) de todo el archipiélago.

Con todo, el ERTE (acrónimo de los expedientes de regulación temporal de empleo) no es el malo de la película, al contrario. Su crecimiento refleja la intensidad de la parálisis productiva y su relevante papel de salvavidas para empresas y plantillas. El Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) estima que los cuatro millones de trabajadores ya afectados en España por los expedientes validados desde las autonomías suponen un coste de 5.500 millones de euros al mes (suma de las prestaciones por desempleo a los trabajadores con empleo suspendido y el coste para la Seguridad Social de la exoneración del pago de cotizaciones empresariales).

Gobierno, sindicatos y empresarios de las islas bendicen la versatilidad de los

ERTE y subrayan que su aplicación ha logrado dejar latentes empleos que hubieran desaparecido, tal y como ha repetido a lo largo de la crisis la consejera de Economía y Empleo del Gobierno regional, Elena Máñez. Tal así que el Ejecutivo ha pedido al Gobierno central extenderlos al menos seis meses, después del estado de alarma, en especial en sectores especialmente perjudicados por el cierre de fronteras, como la hostelería y el turismo. Para el presidente Sánchez la cuestión está todavía en estudio.

Con un ERTE de fuerza mayor (casi todos los presentados), la empresa evita los despidos pudiendo recortar personal o reducir la jornada mientras perdure el estado de alarma sin pagar salarios. A cambio el trabajador recibe la prestación por desempleo a cuenta del Estado (equivalente de promedio al 70% del sueldo) recuperando el empleo al finalizar la excepcionalidad.

Pedro Martínez, secretario de Política Institucional de UGT en Canarias, señala que el escenario de crisis económica ya era una realidad en las islas antes de la pandemia, con un nivel de crecimiento que había caído del 2,3-2,4% del PIB regional al 1,6% en los últimos 18 meses antes de la aparición de la COVID-19. UGT valora el positivo papel de los ERTE para la conservación de unos empleos que “no se habrían salvado” con la parálisis productiva. Esther Martín, responsable de Acción Sindical de CC.OO. de Canarias, admite la eficacia de los ERTE para paliar “lo peor” de la crisis en su componente social y económico, pero pone el ojo en el control sobre algunos expedientes aprobados. “Han sido muchas las peticiones presentadas, todas urgentes, con un personal encargado de su tramitación que se ha visto desbordado” por lo que no duda que haya podido colarse algún ERTE sin merecerlo.

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