Una vecina asegura haber descubierto una cueva sepulcral con más de 700 momias guanches en el Sur de Tenerife

La Cresta, en Ifonche (Playa de Las Américas al fondo).

Blanca Salazar

Arona —

Carmen Dolores González Francisco, una entusiasta aficionada a la naturaleza, la etnografía y historia de las Islas Canarias, asegura que ha descubierto una cueva funeraria que contiene más de 700 momias guanches, así como multitud de textos en pieles y lajas de piedra, dibujos rupestres, lanzas, vasijas con semillas y numerosos utensilios de este pueblo aborigen de las Islas Canarias, todo ello en magnífico estado de conservación.

Sitúa este insólito hallazgo cuyo origen se remontaría a antes de la conquista hispánica del Archipiélago (siglo XVI) en el Paisaje Protegido de Ifonche, municipio de Adeje, en el Sur de Tenerife.

Sin embargo, se niega a desvelar “de momento” la ubicación exacta del supuesto hallazgo “para proteger” los restos arqueológicos del expolio que ha caracterizado hasta ahora a la mayoría de yacimientos descubiertos en Tenerife incluso cuando los mismos han sido puestos en conocimiento solo de los responsables de los organismos competentes. Tampoco aporta fotografías ni pruebas de su insólito descubrimiento alegando que mientras no haya pruebas de que lo que dice es cierto, podrá guardar el secreto sin riesgo de ser denunciada. Por ese mismo motivo, cuenta detalles del sepulcro colectivo como si estuviera escribiendo una novela. Pero asegura que ha logrado ayuda de fuera de España que le inspira confianza y que permitirá que en breve todos los canarios puedan visitar la cueva y contemplar todo su contenido tal cual ella lo encontró y sin peligro alguno para su conservación.

Para colmo del desconcierto, su descripción de la cueva y de su contenido funerario contradice en muchos aspectos todo lo conocido hasta ahora sobre enterramientos guanches, como por ejemplo, que los menceyes y sus familias están enterrados juntos por comarcas (la de Ifonche sería el sepulcro de los Menceyatos del Sur tinerfeño), que las momias tienen la boca cosida; que están enterrados hombres, mujeres y niños juntos junto a pieles escritas que relatan sus vidas y cómo murieron; que las pinturas de las paredes relatan historias que enlazan unas con otras y que representan animales salvajes, o que cada cueva sepulcral aborigen tiene mapas que ilustran donde están todas las demás y que, aunque solo se han descubierto unas 300, en total habría unas 3.000 cuevas funerarias en Tenerife.

Afirma incluso que su descubrimiento demostrará que todo lo contado hasta ahora sobre el pueblo guanche es una burda mentira, un engaño: desde su procedencia y antigüedad, hasta su nivel de organización y nivel técnico o científico. “No eran salvajes en absoluto”, sostiene.

No obstante, algunas de sus revelaciones y datos resultan fascinantemente verosímiles, especialmente los relativos a la descripción del interior de la cueva (cómo son las paredes, el suelo, la mesa de preparación de los cadáveres, etcétera), a su ubicación (por dónde se entra, su salida taponada que da a un precipito) y, entre otras cosas, a la colocación de las momias o al hecho de que aluda a un enterramiento colectivo que enlaza con alusiones históricas y legendarios cuentos que se han transmitido por tradición oral. Otro hecho que le otorga credibilidad es la transparencia con la que realizado durante todo un año su loable labor de recuperación de las fuentes de Las Pilas y del Chorrillo, así como lo ofendida que se muestra cuando la tildan de fantasiosa o mentirosa.

Una novela interactiva a través de Facebook

Otro hecho que impregna de asombro esta historia: su pintoresca manera de narrarla a través de la red social Facebook, en abierto, por capítulos y en formato de crónica novelesca. Y el remate que siembra confusión o incredulidad: a medida que avanza esa novela interactiva supuestamente basada en hechos reales, el relato va adquiriendo tono psicótico/paranoide como consecuencia de las críticas y presiones que recibe por parte de quienes comentan sus post y de quienes la abordan a través de mensajes privados para intentar sonsacarle la ubicación de la cueva y, en el extremo opuesto, para intentar disuadirla de provocar la profanación de un lugar sagrado. Asimismo, la autora va cayendo presa de un halo entre mesiánico y místico al considerar que no es casual que fuera ella “la elegida”.

“La civilización guanche está pidiendo su lugar, ya no quieren permanecer más en silencio, ni ser utilizados. Esa civilización ya no quiere ser más ignorada, y menospreciada”, señala. Y atribuye el privilegio de haber sido ella quien se topara accidentalmente con la cueva funeraria al destino, a la voluntad de los ancestros canarios e incluso del Santo Hermano Pedro, descendiente de guanches y repobladores castellanos que pudo nacer en Ifonche y al que Carmen Dolores rinde gran devoción. En su opinión, la clave para ser la elegida está misteriosamente conectada con dos fuentes y caminos de Ifonche de unos 300 años de antigüedad que ha rescatado del olvido de forma desinteresada durante el último año, la Fuente de Las Pilas y la Fuente del Chorrillo. Tal y como ha ido relatando en su muro de Facebook, ese proceso de recuperación ha sido para ella algo mágico, una especie de travesía que le ha ido cambiado la vida.

Controversia y fascinación

El resultado de todo ello es que esta vecina natural de La Palma y residente en Arona casco desde hace 28 años tiene en vilo y hasta desnerviados a numerosos arqueólogos, historiadores y, en general, a cientos de personas que se debaten entre si creerla o no. Parte de sus seguidores, sobre todo sus amistades, la creen y apoyan sin reservas tildándola de “heroína” y “valiente”. Otra parte la tilda de chiflada, se burla de ella y le dedica calificativos como “profeta”, “iluminada”, “cateta” o “mentirosa”. Hay quienes creen que todo esto es un montaje para promocionar un libro, obtener notoriedad o beneficios económicos, aunque ella insiste en que no quiere “ni un duro” ni tampoco un empleo. Y también quienes objetivamente no terminan de creerla, pero quieren hacerlo por las ganas a que su espectacular historia sea cierta y que la cueva exista. Sin embargo, la mayoría están tan perplejos, que no saben qué pensar.

Eso sí, casi todos sus seguidores 'feisbuqueros' tienen algo en común: llevan meses enganchados a los relatos de Carmen Dolores sobre lo que ella define como el hallazgo “del Santo Grial de los guanches”, el descubrimiento que “cambiará la historia de Canarias” y que dará trascendencia mundial al Archipiélago. Llega a comentar que los expertos que la asesoran le han dicho que este es “el mayor descubrimiento del mundo”, que “no existe en ningún lugar de la Tierra tanta información encontrada en un mismo lugar”.

Como conclusión, una novela fascinante, llena de intriga, que da datos y pistas sin decir diciendo, que resulta tan difícil de creer como difícil negar a ciencia cierta, cuya autora está absolutamente metida en su papel y proyecta ficción real o realidad ficticia. La guinda la ponen quienes comentan sus post, pues en su conjunto imprimen aún más atractivo e intensidad a la historia.

Carmen Dolores González asegura que su historia es cierta, que pronto lo demostrará y reta a quienes le reclaman pruebas que busquen ellos la cueva, convencida de que no la hallarán por mucho que batan Ifonche (y hace meses que se ha incrementado el número de curiosos que van en su búsqueda).

Inquietud por posibles daños al paraje protegido de Ifonche

Esa es la parte que más inquieta a la población y a los enamorados del espectacular paraje protegido de Ifonche, pues la ambición de muchos por hacerse con el tesoro de los menceyatos del sur de Tenerife aludido en este libro 2.0 puede provocar auténticos desastres en la zona. Ante ello, ya ha sido requerido mayor celo y presencia policial de unidades de la Guardia Civil como el Servicio de Protección de la Naturaleza.

Comienzo del relato de la cueva de las 700 momias

Inició el relato hace algo más de dos meses lanzando un curioso guante a los responsables públicos: si acondicionan y ponen personal a cargo de la protección y mantenimiento de los caminos y de las dos fuentes del Chorrillo y de Las Pilas, ella a cambio les correspondería desvelando dos “tesoros” de trascendencia “mundial” que se encuentran ocultos en el mismo entorno que acoge esas fuentes, el bellísimo paraje de Ifonche. El primer tesoro, la localización de un “alucinante” pasadizo subterráneo de más de un kilómetro de largo. Y el segundo, la citada cueva con restos funerarios aborígenes.

Su gran ofensa es que durante el año que estuvo restaurando esas fuentes y sus accesos, ninguno de los responsables de la protección de ese importante patrimonio ni quienes la seguían en Facebook le ofrecieron apoyo a pesar de que ha pedido ayuda muchas veces. Por el contrario, reitera Carmen Dolores, ha recibido presiones, amenazas de multa y denuncia y críticas por su labor.

Y su mayor indignación, que ni cuando ha rescatado dichas fuentes y caminos sin coste alguno para las administraciones públicas y ha ofrecido dos impresionantes tesoros a cambio de su cuidado, ha logrado que los políticos y técnicos competentes mostraran el más mínimo interés de hacerse cargo de la salvaguarda de dichas fuentes y, en cambio, pretendan que ella les entregue sin más “el Santo Grial de los guanches”, “uno de los mayores descubrimientos de la historia”, como ella define “su” cueva de las 700 momias. Les reprocha con ira la omisión de sus responsabilidades históricas y patrimoniales, que solo busquen la foto, lo poco fiables que son en materia de conservación y que hayan “mentido y engañado” a los canarios “sobre su verdadera historia”.

Dichas ofensas se entremezclan en sus post con una llamativa singularidad: su veneración por la transparencia, por que el legado del pueblo guanche esté al alcance gratuito de todos los canarios “y no solo de dos o tres”, como suele ser habitual (la mayoría de los restos aborígenes encontrados en Canarias acaban en paradero desconocido, presa del saqueo y el mercadeo arqueológico, ocultos en los sótanos del Museo Arqueológico de Tenerife o en colecciones privadas que muchos sitúan en manos de los propios responsables de los museos y de la Universidad.

Ante la avalancha de peticiones de información y fotografías por mensaje privado, reitera que todo lo que cuente lo hará públicamente en su página de Facebook y que cuando llegue el momento ella misma convocará a los medios de comunicación.

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