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Una mujer de 63 años y discapacidad del 85% lleva un año esperando a que la operen en el HUC

Imagen del HUC, radicado en La Laguna

EUROPA PRESS

Santa Cruz de Tenerife —

Ángeles Reyes Gutiérrez lleva casi un año esperando una llamada del Hospital Universitario de Canarias (HUC) para someterse a una operación que no llega. En diciembre de 2016, fue incluida en la lista de espera quirúrgica de la Consejería de Sanidad por una dolencia cervical que ha hecho que su calidad de vida y la de su familia hayan empeorado considerablemente. Aún hoy permanece a la espera de poder ser intervenida.

Esta vecina de La Victoria padece parálisis supranuclear progresiva (PSP), una enfermedad para la que no hay tratamiento y que ocasiona síntomas similares al mal del párkinson, demencia y alzhéimer. Según explica su hija, Elena Reyes, “se trata de una enfermedad que no tiene cura, muy agresiva y muy rápida”. Según los estudios, suele dar a personas mayores pero en el caso de Ángeles fue detectada cuando tan solo tenía 60 años. Hoy tiene 63.

Los principales problemas de esta enfermedad son caídas frecuentes, dificultad para comer y hablar, todo ello unido a la demencia. En el caso de Ángeles, tal y como explica su hija, tampoco puede realizar movimientos con la cabeza, lo que hace que la afección se agrave debido a que tiene la C-3, C-4, C-5 y C-6 destrozadas, pinzando la médula ósea, provocando que el lado izquierdo del cuerpo apenas tenga sensibilidad y que se quede sin fuerzas.

A esto hay que unir que ya no puede levantar el cuello -está rígido- y siempre tiene la cabeza mirando hacia el suelo, pues no la puede mantener derecha más de dos minutos porque le duele. Como consecuencia, sufre caídas diariamente que le han llegado a causar heridas que han necesitado puntos de sutura, una derivó en una operación de muñeca y otras le han causado fuertes golpes y moratones, una situación que la familia tilda de “insostenible”.

Ángeles tiene hoy en día una discapacidad del 85% y un grado III de dependencia. Su hija cuenta que hace casi un año aún era capaz de vestirse sola y se podía servir un plato de comida, pero hoy necesita ayuda para todo. Por las mañanas acude a un centro de día en Santa Úrsula y las tardes y las noches las pasa en casa con personas cuidándola porque se levanta continuamente. Tampoco se le puede dar pastillas para ayudarla a dormir porque podrían provocar que se caiga.

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