Más de 15.000 personas arropan en Santa Cruz de Tenerife el mensaje de plena igualdad entre mujer y hombre

Cabecera de la manifestación masiva de la capital tinerfeña en el 8M, esta tarde noche de viernes

Román Delgado

Santa Cruz de Tenerife —

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La ciudad de Santa Cruz de Tenerife, con presencia de mujeres y hombres, de mayores, de adultos de mediana edad, pibes, niños y muchas familias, ha vuelto a mostrarse sobresaliente en una convocatoria para la defensa de la plena igualdad entre mujeres y hombres.

Este viernes, primer día del llamado Carnaval de Piñata en la capital tinerfeña, más de 15.000 personas (unas 50.000, según la organización) han salido a la calle con orden, cabreo y diversión a la vez detrás de una pancarta principal que volvía a decir algo que ya tiene que resultar evidente: “Si las mujeres paramos, se para el mundo”.

Detrás de esa lona serigrafiada que sujetaban una cuantas mujeres tinerfeñas, algunas de ellas integradas en la Plataforma Feminista 8M, que fue el colectivo que convocó esta gran protesta nocturna, había un río de gente de todas las edades y sexos canalizado a través de un mismo mensaje feminista; esto es, la igualdad real entre mujeres y hombres, algo que, según el seguimiento que tuvo esta manifestación, se puede decir que al menos es asumido por más de 15.000 personas en un municipio que cuenta con una población de derecho de poco más de 200.000.

La Plataforma Feminista 8M de Tenerife empezó desde muy temprano con el plan previsto, y hay que decir que todo lo programado salió bien o muy bien, e incluso excelente, para el caso de la manifestación de cierre de la también llamada huelga de mujeres, un paro general impulsado por el colectivo feminista y muy respaldado por mujeres y hombres en gran parte de la isla.

En la capital tinerfeña, la fiesta feminista estaba servida desde primeras horas de la tarde en el parque de La Granja y más creció conforme llegaba la hora de partida de la manifestación, un inicio que se demoró algo menos de media hora sobre el horario previsto, pues la cabecera de la protesta arrancó a las 19.20, un momento que ya avanzaba que la protesta iba a funcionar a las mil maravillas. Además, iba a ser así pese al mal tiempo dominante este viernes en Tenerife, con lluvia, viento y algo de frío; pese a que Santa Cruz de Tenerife está en carnavales, y pese a que el recorrido autorizado esta vez, justo por los compromisos de la reseñada fiesta, no era el habitual, el de siempre o toda la vida.

A las 19.20 tocó la bocina de ¡vamos!, ¡adelante!, y pasaron hasta casi tres horas para que todos alcanzaran el final, y ello tan solo teniendo que recorrer unos pocos kilómetros: los de la avenida de Bélgica a la de San Sebastián y luego a la Recova, y de ahí se puede decir que al final, a la rambla de Presidencia del Gobierno de Canarias (avenida José Manuel Guimerá), donde se produjeron las intervenciones finales y nació otra vez el griterío de los asistentes convencidos del nuevo logro: reunir o movilizar a muchísima gente, tanta que la manifestación de 2019 recordó bastante a la descomunal, impresionante, abrumadora, del mismo día del año anterior.

Por el camino hubo lo de siempre: reivindicaciones variadas, pancartas, originalidad en la exposición de mensajes, alboroto, fiesta, jolgorio y muchas caras conocidas, principalmente de políticos de partidos de izquierda. Ahí estaban, entre otros, Santiago Pérez y Rubens Ascanio, ambos concejales en La Laguna; Pedro Martín, del PSOE, y tantos otros casi siempre integrados en estas protestas.

El flujo de manifestantes se deslizó por las calles céntricas de Santa Cruz, casi siempre en bajada, a un ritmo de procesión, lentísimo, sobre todo porque la densidad de gente así lo aconsejaba. Los eslóganes resonaban por doquier y entre ellos se escuchaban algunos dominantes en los distintos tramos de la caída de gente hacia la zona más cercana al puerto. Ahí había voces canturreando “abajo el patriarcado, que va a caer; arriba el feminismo, que va a vencer”. También se pudo oír “que no tenemos miedo, que no”, o “no son muertas; son asesinadas”.

En un ambiente de alegría y de clamor en los eslóganes, en algunos casos hasta lanzados con cabreo y mucha rabia, la masa se movió lentamente hasta descansar en el rellano de la avenida José Manuel Guimerá, donde se leyeron los últimos mensajes con voces ya graves por el excesivo uso que se había hecho de ellas y con la satisfacción de que otra vez la gente había respondido. Por eso se dieron las gracias.

Conforme terminaba esta masiva reivindicación política, social y feminista por la igualdad real entre las personas, entre mujeres y hombres, iba entrando desde no muy lejos y cada vez con más fuerza el sonido pachanguero de la otra fiesta de la ciudad: el Carnaval. Este despertaba en el mismo centro urbano a la vez que ya pensaba en dormir la movilización tinerfeña del 8M, la de más de 15.000 personas unidas por el feminismo.

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