El rector de La Laguna dice que todavía queda un largo camino por recorrer en la senda de la igualdad

Lectura del manifiesto en la Universidad de La Laguna con motivo del Día Internacional de la Mujer / Emeterio Suárez

Tenerife Ahora

La Laguna —

La Universidad de La Laguna (ULL), en Tenerife, ha leído un manifiesto con motivo del Día Internacional de las Mujeres, en un acto celebrado este martes en el vestíbulo del edificio central de la institución académica, y en el que el rector, Antonio Martinón, señaló que todavía existe un largo camino por recorrer en la senda hacia la igualdad. Sobre lo conseguido hasta ahora no puede bajarse la guardia porque se trata -según Martinón- de una lucha que no ha finalizado.

Sara García Cuesta, directora de la Unidad de Igualdad de Género de la ULL, leyó el manifiesto en el que se ha recordado en primer lugar a quienes han dado su vida por el reconocimiento formal de los derechos de ciudadanía, al tiempo que se hizo hincapié en el compromiso que la propia Universidad de La Laguna tiene con la igualdad.

En el mismo espacio donde tuvo lugar la lectura del manifiesto se encuentra una placa conmemorativa a la alumna de la Universidad de La Laguna, Beatriz Sanfiel, asesinada hace seis años a manos de su ex pareja, y a la que la que el centro académico le hizo un homenaje de recuerdo hace escasos meses. Lo sucedido a esta estudiante de Arquitectura Técnica fue también nombrado este jueves por el rector, en el sentido de que muchas jóvenes no son conscientes todavía de que la libertad de derechos de la que gozan en la actualidad es fruto de una lucha de muchos hombres y mujeres por alcanzar la igualdad real.

En el manifiesto la Universidad deja constancia de su compromiso formal con la igualdad, y de su tarea de velar porque hombres y mujeres tengan los mismos derechos y deberes sin mediar discriminación alguna.

Más de un siglo después de la celebración del primer Día Internacional de la Mujer (1911), en el que participaron más de un millón de mujeres para reclamar el derecho al voto, el derecho a ocupar cargos públicos, el derecho a trabajar, el derecho a dedicarse a la enseñanza vocacional y el fin de la discriminación en el trabajo, la Universidad “quiere clamar que muchas de estas mismas reivindicaciones planteadas hace más de un siglo siguen vigentes: el reconocimiento formal de la Igualdad no implica necesariamente que esta sea un hecho. Para pasar de las palabras a la acción efectiva, es necesario dotar al convencimiento de recursos suficientes”.

Señala que la Universidad está actualmente comprometida con llevar a cabo un afianzamiento de las políticas que recoge su I Plan de Igualdad, especialmente en lo relativo a la sensibilización y actuación de la comunidad universitaria frente a la violencia de género y a la visibilización de diversas desigualdades de género que persisten en el entorno universitario. 

Indica que el apoyo a las medidas para evitar las desigualdades debería ser un compromiso de todas las personas que forman parte de la Universidad, de todos los servicios universitarios, como uno de los principios éticos rectores de su quehacer cotidiano. “Porque existen aún en nuestra Universidad numerosas brechas entre hombres y mujeres: el acceso diferencial a becas, el techo de cristal, la ausencia de medidas de conciliación en el profesorado, cierta tolerancia social ante fenómenos discriminatorios, el uso de un lenguaje que las nuevas generaciones reconocen como excluyente”.

Entre otras cosas subraya que la igualdad en el entorno universitario necesita de la implicación de toda la comunidad universitaria en un proceso de transformación paulatino e imparable. “La Universidad del futuro, o contempla intervenir de forma eficiente para paliar las desigualdades, o verá cómo se incrementa más su distancia con el resto de la sociedad, que demanda y contempla estos valores”.

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