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Carlos Alonso 'El irresponsable'

Roberto Gil-Hernández

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Carlos Alonso, presidente del Cabildo de Tenerife, ha sido políticamente irresponsable al afirmar en los medios que la institución que preside no optará a los 5,5 millones de euros que en 2016 el Servicio Canario de Empleo ha puesto a disposición de los Cabildos en régimen de concurrencia competitiva.

Lo ha sido porque al manifestar semejante ocurrencia públicamente, está poniendo en cuestión de forma maliciosa el modelo de gestión que su propia formación está desarrollando a nivel archipielágico. Y lo hace como si pudiera inhibirse de la responsabilidad que le toca como parte activa en la suscripción de un pacto en cascada que sólo ha servido para prolongar el epílogo del insularismo más dañino.

Ciertamente, el Cabildo cuenta con una serie de programas para el empleo que este año sumarán cerca de 4,5 millones de euros. Unos programas que asoman tantas veces en la prensa que producen la sensación de que el grupo de gobierno antepone su popularidad a su efectividad real. De hecho, así parece que lo confirma la estadística, válida para aclarar que los índices de inserción laboral de los programas insulares no suplen ni equiparan a los que promueve la Comunidad Autónoma.

De la mano de la imprudencia, nuestra isla continúa a la cabeza del Archipiélago en cuanto a índices de paro, dando cobijo durante el primer trimestre de este curso a más de 123.000 personas que buscaban trabajo y no lograron encontrarlo. 123.000 personas de las cuales la mitad son mujeres y cerca del 30 por ciento jóvenes desempleados. Lo que dibuja un panorama de emergencia social tan grave que debería obligar a la clase política a repensar las bases sobre las que se sostiene la gestión realizada y el destino de las partidas dirigidas al empleo, en lugar de perder el tiempo en mediatizar su necedad.

En Podemos pensamos que la polémica desatada por el presidente del Cabildo tinerfeño, además de innecesaria, es sencillamente fingida. No obedece a una crítica certera a las políticas que su partido está implementando para tratar el paro en Canarias, y sí a la necesidad de insertar la imagen del falso nacionalismo en la agenda de unos comicios que pintan muy mal para su menguado proyecto político.

Cualquier cosa es válida para Coalición Canaria antes que perder su sitio en las instituciones. Una poltrona que no ha servido para detener los efectos de las perversas reformas laborales que el PSOE primero y luego el Partido Popular han aprobado en Madrid, y que no pretendía derogar el apretón de manos entre Albert Rivera y Pedro Sánchez. Ni tampoco ha sido útil a la hora de abordar el paro de larga duración que en nuestras Islas se cierne peligrosamente sobre más del 50 por ciento de la población desempleada, la cual únicamente en la isla de Tenerife reúne a más de 75.000 personas desde que empezó la crisis.

Si detrás de las palabras de Carlos Alonso hubiera una verdadera preocupación por quienes no consiguen trabajo, él y sus colaboradores darían muestras claras de ello, sentándose con la consejera de empleo autonómica, los alcaldes tinerfeños y por supuesto que también con los técnicos del Servicio Canario de Empleo y otros expertos a diseñar de manera conjunta un Plan Estratégico para combatir el paro. Cuando hay ética política, las instituciones no sirven a los partidos; están al servicio de la gente.

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