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Tiempo de aciertos

José Miguel González Hernández

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Que no nos asusten los nombres con los que se describen algunos puestos de trabajo, como son los denominados sales manager, area manager, online marketing, key account managment, trade marketing manager, compliance officer o el de corporate gorvernance. Realmente se tratan de departamentos que intentan personalizar la actuación concreta de unas necesidades detectadas a la vista de mejorar la eficiencia y rentabilidad de organizaciones de diferente naturaleza.

Por esa razón, para la obtención de un empleo (ya sea de esa naturaleza o para algún otro puesto que consideremos “más tradicional”) no solo será necesaria la dotación de conocimientos especializados de acuerdo a cada una de las ocupaciones que pretendamos cubrir, sino que hay una serie de requerimientos comunes, como una buena formación, el dominio de otros idiomas que logre eliminar las barreras lingüísticas, la experiencia social, la capacidad de liderazgo bien entendida más allá de las dotes autoritarias, las habilidades en comunicación (no solo hay que saber, sino también mejorar la transmisión del mensaje), así como la predisposición a la movilidad incluida en una modulación flexible de las capacidades que nos permite adaptarnos en tiempo real a las diferentes demandas de nuestro rendimiento que se nos hacen.

En la actualidad, más allá de los marcos institucionales, las macromagnitudes alimentan que las cifras del desempleo vayan mejorando a través de un crecimiento de la población ocupada, asistiendo a una vitalidad demográfica activada a través de una mejora de las expectativas a la hora de conseguir un nuevo empleo. Y a mayor valor añadido que pudiera ofrecer dicho empleo, más velozmente se comporta.

De esta forma, en el ámbito de las nuevas tecnologías, las perspectivas anticipan cada vez más demandas existiendo una guerra de salarios, pero al alza, al estar en creciente cotización este tipo de contrataciones. Del mismo modo, uno de los que se podría catalogar como un nicho de mercado es la tutorización hacia el cumplimiento de la legislación existente como profesión en sí misma.

Desde la perspectiva de la obtención de sistemas de rentabilidad combinados con una mayor amplitud de seguridad, son necesarias las especialidades en el ámbito financiero porque, en un contexto de bajos tipos de interés (mientras dure), será necesario ofrecer activos lo suficientemente atractivos para captar la atención del cliente y así decidir entre un consumo donde la inflación alimenta la depreciación del mero ahorro, una rentabilidad minúscula con el mínimo riesgo o una aventura hacia la incertidumbre a cambio de una promesa de ¿jugosos? dividendos.

Por ello el análisis de riesgos (de diferente naturaleza) se conforma como una profesión que ofrezca seguridad en el proceso de toma de decisiones, poniendo en este caso ya no solo los conocimientos de los cachorros nacidos en plena vorágine de la especulación, sino el seso basado en la experiencia que el tiempo y la historia han ido alimentando. En otras palabras, es la versión aventajada de los tradicionales análisis coste-beneficios.

Ya sé lo que están pensando. Que el futuro solo espera a la gente preparada y en parte tienen razón. Entonces, ¿no hay esperanzas para aquellas personas que no pudieron adquirir destrezas y conocimientos en tiempo y forma por diferentes avatares de la vida? Sí. Sabiendo que siempre hay tiempo para equivocarse, también hay tiempo para acertar. Recovecos y oportunidades siempre podemos encontrarlos, pero no esperemos a que toquen en nuestra puerta. Si deseamos algo, mejor salir, no solo para ejecutar un ejercicio de búsqueda. Si se sale, es para conseguirlo.

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