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Lo que se viene por delante…

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José Miguel González Hernández

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Utilizando la sabiduría del filósofo chino Lao-Tsé (570 a.c.-490 a. c.), donde nos decía que “… un viaje de mil millas comienza por el primer paso…”, a pesar que la reflexión sirve para muchas cosas, en este caso vamos a intentar establecer determinados acontecimientos para este ejercicio recién estrenado y de cómo posicionarse para incrementar sus efectos positivos, así como minimizar los que consideramos perjudiciales.

Reconociendo que cualquier atisbo de incertidumbre afecta a cualquier planificación de nuestras operaciones, 2018 se presenta con varias inquietudes, como es la propia aprobación de la Ley de Presupuestos Generales del Estado, los procesos políticos de toma de decisiones relativos a Cataluña o, incluso, los primeros impactos del brexit, así como el posicionamiento frente a las elecciones democráticas a diferentes niveles de las administraciones públicas a celebrar, en principio, en 2019.

Mientras que para alguno de los temas aparece la estrategia política, como no podía ser de otra manera, con el fin de encontrar el momento más apropiado para que la externalidad producida favorezca a quien la propicia, hay otros que vienen de forma sobrevenida, para lo cual lo único que hay que hacer es incorporarlo en la agenda y planificar correctamente la respuesta.

Respecto la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para 2018, todo parece indicar que se tienen los números precisos para poder hacerlo, aunque el panorama pudiera aparentar que está más enrarecido que de costumbre. Pero mientras se tenga la mitad más uno junto a los fondos comprometidos, la agenda puede continuar, igual que lo hizo la tramitación para el ejercicio 2017.

Cataluña es otro tema. Una sociedad dividida sin atisbo de pronta resolución política debido a que justamente es el mecanismo menos utilizado en este “¿conflicto?”. Tener a casi el 20% del PIB de España que si sí que si no no parece la mejor de las opciones, y más teniendo en cuenta que la democracia ha hablado. Así solo cabe establecer una ecuación donde se sume la política a la legalidad imperante. Desde que quede claro que ese es el camino, la niebla que todo lo nubla puede irse disipándose; de lo contrario, se incrementará la densidad, provocando un juego en que todas las partes perderán, tal y como nos ha enseñado “el dilema del prisionero”.

En relación con los impactos del brexit, pese a que aún no han pasado los dos años de rigor que se habían establecido en un inicio, cierto es que ya hay cantidades sobre la mesa (¿de cuarenta mil millones de euros estamos hablando?), aunque también existe un movimiento interno en el Reino Unido con el objeto de seguir perteneciendo al mercado único europeo. En este sentido, sea cual sea la decisión, ya tiene costes y se han mostrado elevados y negativos, en muchos casos.

Por ello, aquellas economías regionales que se vean mayoritariamente impactadas por la decisión (la de salida, en este caso) hacen bien en parametrizar el efecto de la medida y poner caminos alternativos (e incluso exenciones), ya sea en relación con las personas (turismo, sobre todo) o con mercancías y servicios.

Y, por último, respecto a las previstas elecciones a diferentes niveles de la administración pública para 2019, solo decir que agárrense, que comienza el viaje.

*Economista

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