El Supremo ratifica que la concesión del hotel Médano para ocupar suelo de Costas ha caducado

Fachada del hotel Médano, en el municipio de Granadilla.

Tenerife Ahora

Santa Cruz de Tenerife —

El derribo del Hotel Médano, situado en Granadilla de Abona, se viene tramitando por parte de la Dirección General de Costas desde el año 2005. En ese momento el organismo estatal consideró que había caducado la concesión para ocupar dominio público por las obras y usos ilegales detectadas en el edificio, de manera que éste debía ser demolido. A partir de ese momento los dueños del edificio iniciaron una larga batalla judicial que ha tenido de nuevo un resultado negativo para sus intereses.

El Tribunal Supremo (TS) acaba de ratificar que efectivamente ha caducado la concesión otorgada en el año 1960 para que el establecimiento contara con una terraza y solárium que se asientan en pilares edificados sobre el mismo mar.

El Supremo viene así a ratificar lo que ya determinó la Audiencia Nacional en 2012. Siete años antes una inspección de Costas había detectado que la construcción contaba con una planta más de las autorizadas, hay tres con cerramientos, cuando sólo se permite uno y una planta se dedica a uso habitacional, pese a que no está permitido.

Además, se localizaro dos tabiques para protección del viento nuevos y que la escalera exterior original había sido sustituida por otra. La respuesta de la entidad Médano Beach SL fue que el proyecto había sido modificado y pidió que el Supremo hiciera otra prueba pericial, lo que fue rechazado.

La caducidad de la concesión, por lo tanto, vendría determinada por haberse construido más de 10% de superficie sobre el proyecto inicial, lo que es causa inmediata de resolución.

El alto tribunal considera que efectivamente se ha incurrido en un incumplimiento “grave” y se le impone a la entidad el pago de las costas judiciales que suman 3.000 euros. La orden ministerial de derribo fue emitida en el año 2010 y ha permanecido paralizada por los recursos judiciales interpuestos.

Las razones que se han defendido para mantener el edificio en pié apuntan que su construcción fue anterior a la Ley de Costas, aprobada en 1988. “

También se plantea declarar el inmueble como Bien de Interés Cultural (BIC), dado que fue el primer hotel del sur de Tenerife y en su lugar antes existía una empaquetadora de tomates que se convertía en salón de baile los domingos. Pero lo cierto es que la intención original de Costas es no sólo derribar la totalidad de este edificio, sino otros trece situados en los alrededores.

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