Abogados para echarse a temblar

Este fin de semana que acaba de terminar nos ha deparado dos intervenciones públicas de otros tantos letrados ejercientes en esta archipielágica ultraperificidad que merecen unos cariñosos comentarios por nuestra parte. Los abogados en cuestión, muy respetables ellos, defienden a dos personas que, a priori, nada tienen que ver entre sí, tanto en relación a los delitos por los que se les está investigando, como por sus respectivas trayectorias vitales y profesionales. Nos referimos a los representantes legales de José Miguel Suárez Gil y de la magistrada María de los Ángeles Zabala, Eduardo López Mendoza y Eligio Hernández, respectivamente. Coincidiendo en el tiempo, ambos letrados se han lanzado a la prensa voluntaria y activamente para tratar de fijar ante la opinión pública la estrategia de defensa de cada cual y, a ser posible, volver contra los denunciantes el objeto de cada una de sus denuncias. López Mendoza ha emitido un curioso comunicado con el que ha intentado reforzar las tesis de su patrocinado, el Zorro Plateado, que sostiene que en su actuación del pasado día 4 de enero, cuando fue sorprendido por la Policía portando una pistola cargada, montada, sin seguro y con bala en la recámara, no actuaba movido por un afán machista vinculado a presuntos delitos de violencia de género, sino ofuscado y “desesperado” al descubrir que su señora esposa, la abogada Josefina Navarrete, le había arrebatado su cuantioso patrimonio.