Asediada en su dignidad

La consejera de Patrimonio del Cabildo grancanario fue absolutamente sincera ante el Parlamento. Contó cómo desde su departamento se dijo que sí a todo aquel que pidió suelo de titularidad pública para presentarse al concurso eólico, en el bien entendido de que era el consejero de Industria de entonces, un tal Luis Soria al que nadie conocerá ya a estas alturas, quien tenía la última palabra a la hora de conceder la potencia eólica. Desconocía la consejera Godoy que sus palabras coincidían con las del secretario general técnico de Industria, quien refrendaba el hecho cierto de que la decisión final de a quién se adjudicaría la potencia eólica era del consejero del ramo, don Luis Soria López. A María del Carmen Rosario Godoy la defendió cuan caballero medieval ese pedazo de dandy que es Jorge Rodríguez, que se quejó de que el PSOE y CC atentaran contra la dignidad del compareciente. Qué pena que hiciera oídos sordos a lo que hizo su líder (este jueves de nuevo ausente) con los denunciantes del escándalo. Y otros desafectos al régimen eólico.