Casariego, mosqueado

Mientras se demuestra que todas las fuerzas de la naturaleza estaban confabuladas para que el frente marítimo no encontrara el más mínimo escollo, con un Plan General generoso, un Plan Insular todavía más generoso, algunos empresarios poniendo la mesa, una clase política que es la que es y un presidente de la Autoridad Portuaria que no nos merecemos por catetos, alguien parece haberse olvidado otra vez de la verdad. O por ser más precisos, de sus propias palabras. No hace mucho tiempo, a principios de diciembre pasado, en un debate televisivo algunos actores de este montaje hicieron decir al arquitecto redactor que no había nada listo, que todo estaba en pañales, a nivel de estudio. Que habría alguna propuesta y que rascacielos todavía nada. Joaquín Casariego siguió el juego de los políticos porque son, al fin y al cabo, los dueños del encargo. Y, de repente, en cuestión de semanas, aparece el presidente de la Autoridad Portuaria con toda una propuesta “para empezar a negociar”, con infografías y muchos detalles del proyecto. No queremos imaginarnos el mosqueo que debe tener Joaquín Casariego, al que han dejado en posición algo embarazosa.