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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

Ciudadanos recula para no desaparecer en Canarias

Matilde Zambudio y Vidina Espino

Carlos Sosa

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Rebajas en Ciudadanos. La formación liberal ha cambiado sus criterios de expulsión de los militantes desobedientes, o mejor dicho, donde hace seis meses apreció indisciplinas y hasta comportamientos delictivos, hoy no encuentra ningún motivo para mantener las expulsiones decretadas y maldecir a los purgados. Sin que hayan cambiado las circunstancias que condujeron a sonadas acusaciones, ejemplarizantes expulsiones y anatemas de transfuguismo, el partido que ahora gobierna como puede Inés Arrimadas acaba de readmitir al concejal de Santa Cruz de Tenerife Juan Ramón Lazcano, que fue acusado junto a su compañera Matilde Zambudio de haber perpetrado un tamayazo al pactar con el PSOE de la alcaldesa Patricia Hernández un acuerdo que no solo les incluía en el gobierno municipal con puestos de relevancia, sino que descabalgaba a Coalición Canaria tras cuatro décadas de poder en sus distintas fórmulas, incluidas las postfranquistas.

Fue la diputada regional Vidina Espino la que, tras escuchar el término en una tertulia de la Cadena Ser, proclamó al mundo que sus dos compañeros en la Corporación santacrucera habían cometido “un tamayazo” y que, por lo tanto, serían expulsados de Ciudadanos, como así ocurrió acto seguido. Ambos, Lazcano y Zambudio, habían desoído un WhatsApp que les había sido enviado a sus teléfonos horas antes del pleno constitutivo del mandato después de semanas de negociaciones fructíferas con el PSOE que las responsables de pactos -Vidina Espino y Teresa Berástegui- quisieron echar por tierra en el último momento.

Los dos concejales se mantuvieron firmes y llevaron a su partido ante los tribunales por una vulneración de derechos fundamentales que, en su reclamación de medidas cautelares, fueron atendidos a su favor por el juzgado correspondiente. Lazcano ha pactado retirar su demanda después de ser readmitido en Ciudadanos, lo que evidentemente juega a favor de Zambudio, que la mantiene por los mismos hechos, lo que debilita hasta el fracaso la posición judicial del partido.

Sin embargo, la concejala no ha sido readmitida aún, lo que no es más que una estratagema de la formación política para no aparentar públicamente la profunda debilidad en la que anda sumida. Porque la readmisión de Lazcano se suma a la de los dos consejeros de C’s en el Cabildo de Tenerife, ambos expedientados también por pactar y co-gobernar con el PSOE, lo que reduce al absurdo la posición que a día de hoy mantiene frente a Zambudio.

Es cierto que esta concejala, abogada de profesión, de las consideradas duras de roer, se ha convertido en estos meses en un peso pesado de la política local tinerfeña, una cualidad que desde luego puede incomodar en el seno de un partido que languidece en toda España y que, en Canarias, ha estado a punto de desaparecer por los excesos de sus dirigentes precisamente con cuatro de sus pocos cargos públicos de relevancia y con mando en plaza.

Ciudadanos a día de hoy tiene concejales y concejalas en las dos capitales canarias, pero solo gobierna en Santa Cruz de Tenerife. Tiene consejeros y consejeras en los dos cabildos principales, pero solo gobierna en el de Tenerife. Y tiene dos diputados en el Parlamento regional, pero en la oposición y con tendencia severa hacia la irrelevancia por la vacuidad de sus propuestas y la personalidad de su portavoz, Vidina Espino, precisamente la que acusó de delinquir a sus compañeros del Ayuntamiento de Santa Cruz que ahora están en trance de readmisión y de ascenso a los altares.

Nada se sabe de momento de la querella que Matilde Zambudio anunció contra esta diputada por acusarla de haber pactado con el PSOE a cambio de un cargo y de ciertas prebendas urbanísticas (un tamayazo), pero se antoja bastante complicada la convivencia de ambas en la misma formación política.

Mucho va a tener que lidiar Melisa Rodríguez, portavoz nacional de Ciudadanos y en estos momentos sin cargo público tras la debacle nacional, para salvar al partido en Canarias. La readmisión puede ser un primer paso, pero la reconciliación se presenta difícil después de tantos ataques personales y el riesgo cierto que corre el partido de desaparecer en toda España en su próximo y previsible batacazo.

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