Cosas del auditorio

Del parking, ni hablemos, porque ya se lo ha vendido a los Hermanos Domínguez. Pero sí hay que detenerse en el auditorio: cuando llegó a él a Soria no le tembló ni la voz. Y debiera haberle temblado, más que nada porque sólo se limitó a inaugurarlo y a encargar un monumento a la memoria del insigne Alfredo Kraus. Una familia, los Kraus, en los que también se apoyó aprovechando la presencia de Carmen, hermana del tenor, ahora en las cercanías del PP tras su apoyo al PGC, pero una familia que -hay que recordarlo por respeto a la historia- que se opuso al auditorio por su ubicación junto al mar y por su aforo. Luego, Soria ha de medir más dónde se apoya para adueñarse de logros ajenos, porque tampoco vale eso de decirse amigo del arquitecto Óscar Tusquets, con el que debe hablar catalán en la intimidad, cuando el que le hizo el encargo fue el alcalde Juan Rodríguez Doreste. Y debería acordarse del arquitecto canario Agustín Juárez, que trabajó activamente en el proyecto. Pero claro, como no es logro suyo, normal es que lo olvide.