Dimitió Herrera Piqué

¿Forzado o por generación espontánea? Ese es el principal debate que se celebra en estos momentos en la vida orgánica del socialismo grancanario a raíz de que Alfredo Herrera Piqué, presidente de la comisión gestora del PSC de Las Palmas de Gran Canaria, haya presentado su dimisión al secretario general insular, Eduardo González, y éste se la haya rechazado reiteradamente. Dicen que el histórico Herrera Piqué está harto y ni siquiera se ha planteado usar el eufemismo de los motivos laborales y personales. El debate, como les decíamos, se cuece en torno a quién es el que va ganando el pulso suyo de cada día, si Eduardo González, que ha decidido gobenarse solo, aunque sea un poquito, o Chano Franquis, que elevó tanto a Eduardo González que se le ha ido un poco de las manos. Piqué tuvo que hacerse cargo de una Agrupación Local de Las Palmas que se quedó sin secretario general al dimitir Pedro Cuesta, al que le costaba mucho tener que comulgar con determinadas ruedas de molino, como la de no pinchar ni cortar en la elección de candidato independiente para la alcaldía de la ciudad. Así que pusieron a Herrera Piqué al frente de una gestora en la que Eduardo González colocó a una mujer de su círculo, Rafaela Ortíz, y a un socialista histórico recientemente fallecido, al tiempo que Chano puso a su cuñado, Tony Ortega; también son seguidores de la vía franquista Mari Ángeles Calero y Teresa Quesada, frente a otros elementos y elementas de la Ejecutiva dimitida que continuaron en la gestora, como Carlos Suárez, el portavoz municipal, aunque no lo parezca. El poder se equilibraba a favor de Eduardo por primera vez desde que es secretario general con la venia franquista y demetrista.