Don Olarte, con siete vidas

Esperamos que no cunda la afición y el personal no se dedique en lo sucesivo a largar bulos del tamaño del que circuló el sábado por Gran Canaria alrededor del supuesto fallecimiento de Lorenzo Olarte, un monstruo de la política canaria en el sentido cariñoso del término. A nosotros nos llegó el rumor desde el auditorio, donde se celebraban unas interesantes jornadas organizadas por la Fundación Bravo Murillo. Así que, para despejar la incógnita, llamamos a la casa de Olarte y preguntamos por él. La respuesta nos dejó tranquilos, acababa de llegar de Madrid y ya viajaba rumbo a Alemania. Otros compañeros optaron por el camino más corto: llamarlo al móvil y preguntarle si estaba vivo y coleando. El asunto fue de tal calibre que el propio Olarte se vio obligado a emitir un comunicado desmintiendo su muerte, y aprovechando de paso para meterse con las listas de espera de la Sanidad canaria, que nos lo pueden matar de un disgusto un día.