Empieza a difuminarse el efecto Bravo

Apenas un mes ha durado el buen rollito, el diálogo, el consenso, la transparencia. En un mes de gobierno insular del PP y de CC en el Cabildo de Gran Canaria se han echado por tierra los consensos de los cuatro años anteriores, el permanente acuerdo con la oposición, la participación de ésta en las decisiones clave del mandato de José Miguel Pérez. El otro José Miguel, Bravo de Laguna, se tuvo que comer este jueves con papas el regreso del sorianismo al salón de plenos de la Corporación. Su consejera de Hacienda, Rosa Rodríguez, que ocupara el mismo puesto con Soria en el periodo 2003-2007, volvió a blandir su estilo corrosivo y áspero para lanzar una amplia artillería falsedades y medias verdades con el fin de, ventilador en mano, acusar al anterior equipo de gobierno de haber dejado al Cabildo con los bolsillos hacia fuera. De la estrategia nacional del PP de presentar ante la ciudadanía herencias económicas catastróficas en las instituciones gobernadas por el PSOE hasta mayo pasado no se ha librado el Cabildo de Gran Canaria. Por eso Rosa Rodríguez ha tenido que forzar hasta el limite mismo de la falsedad el estado verdadero de las cuentas insulares que, en un gesto que nunca celebrará suficientemente el PSOE, fueron incluso sometidas con éxito a un stress-test que jamás superaría ninguna de las instituciones canarias tocada por esa diligente mano de José Manuel Soria. De ahí el atragantamiento que presentaba en el pleno de este jueves el presidente Bravo de Laguna, que intenta aun sin éxito zafarse del viejo estilo cuartelero y desagradable impuesto por Soria.