Hechos objetivos, no juicios de valor

Cada entrenador de fútbol pasará a los anales del deporte por sus frases más celebradas, además de por algunas cancaburradas míticas. Por ejemplo, Van Gaal será historia por su ''tu no positivo; tu negativa''. Clemente por lo de la patada p'alante. Y así, hasta que ustedes quieran hacer memoria. Manolo Torres no es entrenador, sino teórico. Pero un chollo, desde luego. Su máxima más repetida es que no él hace juicios de valor ni opina sobre hechos subjetivos, solamente habla de datos objetivos. Lo repite hasta la saciedad, en plan majadero, como si sus interlocutores fueran unos tarugos y no se percataran de que es una táctica absurda, especialmente cuando se trata de él (un teórico, miren por dónde) y de un deporte en el que hasta se pueden meter goles magistrales con la mano. Ahora la prensa tiene un dato objetivo. O mejor dicho, varios: Torres está en un tris de contratar al novio de su hija, lo que, objetivamente, sería un trato de favor del que un purista como él debe huir inmediatamente. Subjetivamente, el jugador no es un paquete y no tiene culpa del suegro que tiene. Ni que su suegro tenga protectores como Gonzalo Angulo.