Sobre este blog

El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

Chapoteando en la impunidad

Luis Soria.

Es la impunidad, estúpido. Porque por consideración debemos descartar que a Luis Soria le falte un agua para, con la que está cayendo, dedicarse a visitar alcaldes del PP en Canarias para proponerles un chanchullo, un concurso manipulado que en el Código Penal tiene un tipo bastante chungo: prevaricación, le llaman. Tiene que ser que Luis Soria se cree inviolable, al más puro estilo borbónico, cubierto por una capa que lo hace invisible para la justicia y para las más básicas normas morales. O que su consanguineidad soriana le lleva a creerse con derecho a llamar a quien le plazca para sentarse ante él, “como si nos conociéramos de toda la vida”, en palabras de uno de los alcaldes visitados, y pedir por esa boquita lo que nadie se atreve a proponer en estos tiempos de tribulación y redadas policiales. Ninguno de los cuatro alcaldes a los que propuso mangonear las bases de un concurso para la gestión del alumbrado público de sus respectivos municipios ha acudido todavía al juzgado de guardia a denunciar ese evidente tráfico de influencias con solicitud de prevaricación. Ni lo harán, evidentemente, porque una cosa es despedirlo amablemente y acto seguido tirar su propuesta a la basura, y otra bien distinta colocar al hermanísimo en un trance tan delicado. Ni lo hará Carlos Sánchez, consejero del Cabildo, al que propuso lo mismo para el alumbrado de las carreteras insulares de Gran Canaria.

El regreso del caso Eolo

Parece hasta natural que Luis Soria se crea impune. Consiguió librarse de cualquier sospecha policial y judicial durante la tramitación del caso Eolo, con gran sorpresa para todos los que observaron de cerca cuál fue el comportamiento de su director general de Industria y la nula conexión telefónica que la Policía presentó ante el juez instructor. Como mal menor, lo condujeron como testigo ante el juez para que no dijera nada porque llegó tan blindado a las preguntas de las demás defensas como blindado de marchó. Es la impunidad, estúpido. Un caso Eolo, por cierto, que este mismo lunes volvió a protagonizar una de las azarosas páginas de la justicia en Canarias al conocerse que la Audiencia Provincial ha echado por tierra toda la batería de recursos (hasta 140) que los abogados de los acusados presentaron con el muy admirable deseo de que se declarara nula toda la instrucción, bien por la procedencia de la denuncia originaria (correos electrónicos sustraídos por un inquieto empleado de una de las empresas diligentemente informadas de las bases del concurso antes de que se publicaran) o bien por los pinchazos telefónicos decretados por el juez instructor, Miguel Ángel Parramón. Así que Eolo vive ya sus últimos meses (quizás un año más) desde que en 2006 se produjeran las primeras detenciones en una operación que se quedó exactamente en el estanque de los lebranchos. Es la impunidad, estúpido. Las defensas recurrirán ante el TSJC, no tengan dudas, lo que sin embargo no habría de paralizar el señalamiento del juicio, donde alegarán, tampoco lo duden, dilaciones indebidas producto, naturalmente, de esa misma batería de recursos que han tupido el juzgado instructor primero y la Audiencia Provincial después. Así que, de haber condenas, esperen que sean mucho más suaves de las que pide el Ministerio Fiscal, lo que volverá a producir entre la ciudadanía escandalizada un nuevo motivo para el desánimo.

Recordando a Briganty

Cuando se avecina de manera irremediable el día del juicio por el caso Eolo, vuelve a cobrar actualidad uno de sus más pintorescos acusados, el abogado canario con base en Madrid Alfredo Briganty. Y recupera la primera plana por haberse dedicado estos últimos meses a repartir por todas partes un librito en el que relata sus vivencias en este asunto, amenazando con otras dos entregas en las que, muy probablemente, profundizará en su propia idiocia. Porque, lejos de callarse la boca y esperar acontecimientos a ver si suena la flauta y le cae la mitad del año y medio de cárcel que le pide el fiscal por cohecho, él (sí, por cohecho, por tratar de comprar a un funcionario de la Consejería de Industria a cambio de favores en ese concurso)prefiere la verborrea y la descalificación generalizada hacia todo aquel o aquella que haya tenido que ver directa o indirectamente con su sufrir. Que parece muy profundo y con graves secuelas, todo hay que decirlo. Hay dos o tres periodistas que seguro estarán muy pendientes hasta de las corbatas que vaya a lucir en las sesiones de que constará esas vista oral, y no precisamente para admirar su buen gusto. En vez de escribir boberías que sólo producen la bufa y la befa entre los que se han atrevido a leer semejante bazofia, Briganty debió haber actuado penalmente contra todas esas personas (policías, jueces, fiscales, políticos, periodistas, pilotos de líneas aéreas…) que tanto mal le infligieron. Y contra el jefe de limpieza de la comisaría en cuyo calabozo pasó la noche más aciaga de su vida, un 9 de febrero de 2006. Porque el relato de esa detención casi podría dar para una segunda entrega de El expreso de medianoche.

Buenas vibraciones (ma non troppo) con el Oasis

Como habrán leído este lunes, los presidentes del Gobierno de Canarias y del Cabildo de Gran Canaria se reunieron para acercar posturas en un par de asuntos de vital importancia para la isla. La reunión, dicen sus protagonistas, fue cordial, y hasta generadora de un acercamiento hasta el otro día imposible. Puede pesar en el ánimo gubernamental la orfandad en la que José Manuel Soria quiere sumir a José Miguel Bravo de Laguna, al que no perdonará algunas acciones que a él le parecen ofensivas, como la declaración de BIC del Oasis de Maspalomas, una pieza donde tiene intereses directos la todopoderosa RIU. Dicen los conocedores de las entretelas del PP canario, que su excelencia no cuenta con Bravo para futuras listas, y que ganan enteros otros posibles candidatos como María del Carmen Hernández Bento o Agustín Manrique de Lara. Y todo el que tiene un problema con Soria tiene un hombro en el Gobierno sobre el que consolarse. El asunto del BIC fue uno de los abordados este lunes entre Paulino Rivero y Bravo de Laguna. El Gobierno sigue enrocado en su tesis de que hay que calcular las posibles indemnizaciones que pudieran derivarse de esa protección, y el Cabildo insiste en todo lo contrario: de haberlas, será el planeamiento posterior (un plan especial) el que las cifre y el que busque soluciones compensatorias que ahorren desembolsos a las administraciones públicas. Ese es el único escollo del BIC del Oasis, porque el Gobierno ya parece haber decidido no querer pasar a la historia como el que permitió en plena resurrección de los sentimientos proteccionistas que una cadena mallorquina arrasara el entorno.

Soria, en la autonómica, ¡anda!

Pero la noticia del día, señoras y señores, no estuvo ni en el Oasis ni en los despachos de los alcaldes visitados por Luis Soria. La noticia la protagonizó su hermano José Manuel, que apareció de repente en la pantalla televisiva con la mosca de la Televisión Canaria. Porque es noticia, apreciados lectores, que el dirigente político que quiere cerrar esa cadena autonómica se deje entrevistar por ella como si no pasara nada. Esa aparición estelar en horario de máxima protección infantil no fue una petición de la cadena, sino que respondió al deseo expreso del señor ministro, que mandó tramitarla a través del consejo de administración del ente público. Dicen los que lo vieron salir del centro de producción de Las Palmas de Gran Canaria que se le notó algo incómodo, pero no debió quedar tan mal porque acto seguido la entrevista fue solicitada por Televisión Española en Canarias para hacer una pieza en sus informativos. ¿Y qué dijo el señor ministro? Nada nuevo bajo el sol si exceptuamos su última majadería: que las prospecciones no son en Canarias porque Canarias no tiene aguas, sino en aguas españolas que en realidad son internacionales. Pero él es así, qué se la va a hacer.

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