El PSOE elige seguridad

Cuando el sabio señala la luna, el necio mira el dedo. El Partido Socialista Obrero Español cerró este fin de semana uno de sus más convulsos congresos federales al grito de unidad y de cambio, y con el firme propósito de protagonizar una oposición contundente frente a un PP que no estuvo en absoluto ausente en el hotel elegido para la ocasión, el Renacimiento, de Sevilla. Los delegados, casi mil, representando a todas las federaciones socialistas del Estado, optaron por una apuesta segura, la de un secretario general sexagenario pero en plena forma, si atendemos a cómo ha sobrellevado todos los episodios electorales internos y externos desde que Zapatero anunciara su retirada, el 2 de abril del año pasado. Su adversaria en estas primarias, Carme Chacón, habrá de esperar una nueva oportunidad para presentarse ante los socialistas como una opción sólida de recambio. Su derrota ha dejado huérfanos a muchos que, militantes o no, quisieron ver en ella la figura que encarnara los sentimientos de izquierdas abandonados por el PSOE de manera abrupta desde el estallido de la crisis financiera de 2008. La elección de Rubalcaba no ha gustado a todos, como es natural, pero parece haber irritado especialmente a los que desde fuera del PSOE ansiaban una inmolación colectiva, un ejercicio de autocrítica en forma implosión que dejara al frente del partido a la limpiadora que entrara inocente al día siguiente en la sede de Ferraz. La opción Rubalcaba, con una Ejecutiva en la que se renuevan por completo los puestos más relevantes, será la que recomponga todos los pedazos del destrozo del 20-N, recupere el pulso de izquierdas y ejerza una oposición dura contra el Gobierno más antisocial de la historia de la democracia. Se pueden buscar mil lecturas más. Y mirar al dedo.