Paredes de cristal

Dicen que los enfrentamientos en el entorno institucional más allegado al presidente de la Cámara Plateada de Comercio, José Miguel Suárez Gil, no son nuevos. Se veían venir hace semanas, aunque ha sido a raíz de un enfrentamiento plateado con el constructor Félix Santiago, vicepresidente de la Cámara, cuando han trascendido. Lo publicaba este miércoles el periódico La Provincia, que contaba cómo Santiago y Suárez Gil se dedicaron cariñosas y suaves frases de disconformidad por un quítame allá esas subvenciones. Una anécdota, nos chisman desde adentro, porque lo gordo no ha aflorado todavía y tiene mucho que ver con la trama de poder y de nombramientos de fieles y diligentes colaboradores que ha ido imponiendo la vía plateada. Una trama tan tupida, insisten, que la anunciada transparencia que iba a tener la gestión se ha ido tornando mucho más oscura que la anterior. No se entiende entre sus propios seguidores cómo se gestionan contratos internos y externos, cómo se sustituyen profesionales por personas de dudosa reputación y más dudosa eficacia y cómo se hace todo de un modo presidencialista y bananero (ora con guayabera, ora con blazer). Cuando se pregunta al bando plateado contesta que lo ocurrido son cosas del carácter de Félix Santiago, que es muy suyo. Pero mucho nos tememos que es una excusa para tapar la primera protesta pública de una retahíla que protagonizarán gran parte de los que allí le pusieron porque, como insisten, “si no existiera, habría que inventarlo”. Como Robocop, y así les fue en la peli.