Polizones y mareos

Vuelven a ponerse de actualidad los polizones que tratan de alcanzar el mundo occidental a bordo de barcos de la más variada clase, condición y bandera. A los puertos canarios llegan muchos, como corresponde a recintos de tanto tráfico como el de La Luz. El procedimiento que se sigue cuando un capitán informa de que transporta a un polizón (no siempre informan, como es de imaginar), la policía española de fronteras se traslada hasta el barco para visitar al intruso, comprobar el estado en que se encuentra y si ha sido correctamente atendido por la tripulación. Para ello, la policía hace que el polizón cumplimente un cuestionario en el que ha de contestar si ha sido alimentado y si ha dispuesto de un lugar adecuado para dormir. Hasta aquí la teoría, claro, porque luego viene la práctica. Se han dado muchos casos en los que no ha habido manera de que la policía se haya acercado hasta el barco en cuestión, especialmente cuando se encuentra fondeado en la rada y no atracado en puerto. El motivo: agentes de policía destinados a esos cometidos marean, y claro, tampoco es plan ir a ocuparse de un polizón echando la bilis. Algunos han tenido que echar mano de empleados de consignatarias para que rellenen los formularios.