Saavedra no deja títere con cabeza

Se equivocaron los que esperaban ver a un alcalde de Las Palmas de Gran Canaria derrotado por las circunstancias, por la dura crisis que se ceba especialmente en las corporaciones locales, por la profundidad de las deudas dejadas por Pepa Luzardo y José Manuel Soria, por la parálisis política de Canarias o por el mal aspecto que tienen las expectativas electorales del PSOE en España. Jerónimo Saavedra estuvo francamente bien, ágil de reflejos, realista y seguro del terreno que pisa. Fue especialmente duro con dos personajes, José Manuel Soria, al que culpó de entorpecer el funcionamiento de su Ayuntamiento (y el de todas las instituciones canarias) y Pepa Luzardo, a la que contestó durísimamente unas declaraciones lanzadas en el programa en las que la portavoz del PP criticaba al alcalde por tener gustos operísticos. Es la primera vez que algún responsable político trata de descalificar a su adversario acusándole de ser amante de la ópera, vino a decir el alcalde. “Se lo diré a los 2.000 socios de Amigos Canarios de la Ópera, en su mayoría votantes del PP”, remató con su tradicional sorna florentina.