Soria, frotándose las manos

La cosa tiene su historia, no se vayan a creer. Porque del mismo modo que Blas Cabrera, un sólido funcionario municipal avalado por la Ejecutiva Insular, venía sonando desde hacía tiempo, la candidatura de Carlos Suárez surgió de aquella manera que no se deben hacer las cosas. Suárez es buen chico, expresión que suele utilizarse cuando al personaje al que se le cuelga no le adornan mejores virtudes. Fue durante meses portavoz en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, donde hizo las delicias de Soria, que actuó como le dio la real gana. Pero es que para que Suárez fuera el segundo candidato en liza fue necesario que los mentores del documento de Aguado recibieran la negativa previa de pesos pesados como Pedro Lacámera, José Jiménez y Emilio Mayoral. Todo queda ahora en manos de que, antes del día 17, se retire una de las candidaturas o surja una de consenso. Y a rezar para que las viejas corrientes se queden en casa haciendo puntocruz en la mecedora.