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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

Telde: silencio administrativo cómplice

Vuelve a apoderarse del Ayuntamiento de Telde el mal olor. El olor nauseabundo a corruptela rancia, olor a sudor acumulado en prendas que no se lavan desde 2007. Ropa sucia que los nuevos gobernantes de la ciudad tratan de airear sin que se les note, pero les delata el pútrido pestazo. El pleno teldense de este último viernes ha sido un nuevo ejemplo de democracia defectuosa, de tapadera de la corrupción de aquel cuatrienio negro protagonizado por algunos de los que ahora han vuelto al poder con dedicación plena o con dedicación del 90%, porque uno de los acuerdos más pintorescos de los adoptados en esa sesión fue, miren ustedes qué cosas, admitirle al vicealcalde, Guillermo Reyes, una reducción del 10% de jornada con igual porcentaje salarial. Dice su hermano Carmelo que para dedicarse a la pintura, su actividad favorita tras la política (por llamar de un modo académico a lo que hace). Pero anécdotas atrofiadas aparte, el Ayuntamiento de Telde volvió a colocarse este viernes bajo sospecha al negarse sus dirigentes a contestar unas sencillas preguntas formuladas en el pleno: ¿se están pagando facturas camufladas bajo el extravagante método del silencio administrativo positivo? Y segunda pregunta, ¿se ha colado en la relación de facturas pendientes de pago la sabrosa deuda contraída con el empresario Ambrosio Jiménez? La respuesta a las preguntas fue el silencio más estrepitoso. Pero veamos por qué, que hace tiempo que todo en Telde tiene una explicación, y pocas veces pacífica.

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