Tiburones en la misma piscina

La Confederación Canaria de Empresarios (CCE), esa novia que cada empresario tiene, está de movida, como saben. Quien sale de la presidencia, no por caducidad del mandato sino por provocar una crisis, por sacar la lengua a paseo, o por ambas cosas a la vez, no es de esos que esperan a que les llamen para colaborar con el proceso. Está activo. Como Suárez Gil. El día que Tony Rivero habló de Soria, en aquel inolvidable almuerzo en el hotel Santa Catalina, contó la primera parte de un chiste. La segunda la ha contado estos días, cuando ha medido -para sorpresa propia y de la concurrencia- la poca distancia que le separa de los socialistas. La mayoría del empresariado, curada de espanto, aspira a tener sosiego y a pasar algún tiempo sin salir en los papeles. Se trata de regresar a aquella época de calma casi total de la etapa de Alberto Cabré, al que no quisieron renovar. Ahora parece que algunos tiburones quieren un pez grande que cuide la piscina pero que tenga claro que no es tiburón. Que para tiburones ya están ellos. Veremos.