Vasallo sin señor

Les contábamos que Mario Cáceres se entregó en cuerpo y alma a coordinar a esos dinamizadores a los que pagaban entre 6 y 9 euros por cada adepto ganado para la vía plateada. O sea, los alejaba de su labor verdadera que era la de dinamizar el comercio en las zonas abiertas, como su propio nombre indica. Además con el agravante de que quien pagaba el proyecto era el Cabildo, o sea, usted, yo y el de más allá. Más en juego no pudo poner Cáceres su integridad laboral. Tanto es así que como les decíamos más arriba fue sacado de su puesto, aunque reubicado en la causa a la que sirvió. Pero eso no ha durado toda la vida. Ha llegado al final, ¡oh, causalidad! justo cuando se acaba la película dinamizadora. Cuentan que ya ha dado los toques para hacer saber que está en el mercado y los que aún se asombran por cualquier cosa, piensan cómo la vía plateada no hace nada por este hombre que tanto le ha dado. Los hay más realistas, de los que echan cuentas con lápiz y papel, que opinan que nada puede ofrecerle quien lo tuvo de escudero, ya que si bien ahora preside, la batalla le costó lo que no tenía y se dejó el caballo, la lanza y el castillo en notarios y dispendios gastronómicos varios.