Volvamos sobre la gestora

Tal y como preveían los sesudos analistas de la política canaria, Coalición Canaria ha cerrado su congreso nacional como si nada hubiera pasado los últimos tres años en el Archipiélago. Les faltó canturrear al final un triunfal ¡Campeones, campeones, oé, oé, oé! y dar la vuelta al campo de fútbol convencidos de que nadie lo puede hacer mejor. Es natural la unanimidad, casi superior a lo búlgaro y a lo vulgar, con que se han cerrado las profundas heridas abiertas en las últimas semanas. Y es natural porque, además de necesitarse mutuamente para mantenerse en el poder, que es lo que les une, los dirigentes de Coalición Canaria son los más expertos del mundo en comprar voluntades mediante la técnica del enchufe. Lo malo es que, además del enchufe orgánico, CC se vale también del enchufe en las instituciones, es decir, que para tener su patio tranquilo, coloca a los cabreados en un despacho oficial con secretaria, dietas y coche oscuro, sin preguntar si el interfecto o interfecta tiene un mínimo de capacidad para defender el área que le ha tocado en la pedrea. Y así nos va desde hace tanto tiempo.