Votar por correo (por los pelos)

Desconocemos si el caso que les vamos a contar es representativo, pero como le ha pasado a un lector no hay que descartar que le esté pasando a más gente. Este lunes, a eso de las ocho menos cuarto de la noche, le llegó el cartero a su casa a llevarle el voto por correo, eso sí, después de más de una semana de haberlo solicitado acreditándose convenientemente en la oficina de Correos y poniendo una carta certificada al efecto. Dado que no había nadie, el cartero no dejó en el domicilio del ciudadano la documentación. Pero junto a la nota de aviso, el votante sí encontró en su buzón, casualmente, las papeletas de votación del Partido Popular. Este martes por la mañana, nuestro hombre fue a Correos a recoger sus documentos y los de su mujer, pero sólo le permitieron retirar los suyos, a pesar de que mostró la solicitud firmada por ella, además de su carnet de identidad. La explicación fue muy estimulante: “debe traer un documento notarial de representación expresa porque esto es una cosa muy seria”. ¿Seria?