Se acabó lo que se daba

Tres meses de matraquilla pueden estar llegando a su fin. Los dirigentes socialistas tinerfeños suspendidos en sus funciones el pasado mes de octubre por la Ejecutiva Federal del PSOE recibieron este miércoles la peor (y seguramente más esperada) de las noticias: no ha habido vulneración de sus derechos fundamentales, por lo que se rechazan las medidas cautelares que pedían, que no eran otras que dejar sin efecto las decisiones orgánicas de su propio partido. Han sido tres meses frenéticos, de un enorme desgaste para el Partido Socialista Canario, al que queda muy poco tiempo para recomponer el roto que entre unos y otros han provocado entre el electorado de izquierdas de la isla de Tenerife, a su vez dividido entre la conveniencia de presentar unas candidaturas fuertes y solventes y la necesidad de que acabaran las trifulcas internas que precisamente impedían lo primero. Los suspendidos son muy pesimistas, pero no acerca de su futuro político, cercenado por ellos mismos en lo que el PSC respecta por su crudo enfrentamiento con la dirección regional, sino por los posibles resultados electorales que pudiera obtener el partido que ahora se aprestan a abandonar. O a hibernar.