Los currantes, sin entradas

Mientras, más abajo, siguen produciéndose entrañables y a veces extraordinarios acontecimientos en el mundo cultural vinculado al Cabildo desde la llegada de su Excelencia siete pasitos más arriba. Además de la torpe polémica acerca del Museo de la Ciencia y la perreta de cerrarlo para colgar los cuadros del CAAM, pasan cosas en otros espacios, como el Teatro Cuyás. A la espera de comprobar ciertas informaciones, nos cuentan que el personal anda un poco revuelto por la nueva orden, emanada de la superiodad, de retirar a los operarios del centro las dos entradas con que les obsequiaban para cada uno de los espectáculos que allí se representan. Si tenemos en cuenta que son 20 empleados, por dos entradas, 40, y si el aforo es de 900 plazas, hablamos del chocolate del loro. Salvo que ese cupo lo necesite la superioridad para producir otras satisfacciones menos sociales.