Los que dicen que no

Nace bichado cualquier plan estratégico a tantos años vista (el de Bravo pretende alcanzar a 2020) que no cuenta con los partidos políticos llamados a estar en la oposición o en el Gobierno al menos una parte de ese periodo. Lo hizo Jerónimo Saavedra con su Proa 2020, en el que implicó seriamente a todos los partidos políticos, especialmente al PP, fuerza preponderante en la capital grancanaria. Pero Bravo de Laguna, fiel a su escaso talento democrático y consciente de lo engorroso que puede ser compartir estrategia puramente electoral, ha preferido prescindir de sus adversarios políticos,que se demarcaron este jueves llamativamente por considerar que el plan que se presentaba es “política de autobombo” que “no aporta nada porque ni siquiera tiene ficha financiera”. Para curarse en salud, el líder insular ya los encasillaba desde su rueda de prensa matinal como “los del no”. Romper el consenso en asuntos estratégicos es mala cosa, siempre que lo que de pretenda sea planificar para el futuro y no para los próximos cuatro años. O más bien tres y medio.