Un ejemplo de contrato basura

No lo decimos nosotros, lo dice una de las miles de personas afectadas por los llamados contratos basura. Ocurrió la semana pasada en un acto de inauguración de una emisora de televisión local en Tenerife. Acudía Paulino Rivero acompañado de su señora, Ángela Mena, recientemente fichada por Presidencia del Gobierno en calidad de asesora tras abandonar el puesto de jefa del gabinete de la alcaldesa de La Laguna, la irrefrenable Ani Oramas. En un corrillo de políticos y empresarios en torno al matrimonio Rivero-Mena o Mena-Rivero, alguien preguntó a la dama por su nuevo destino tan cerca de la gloria, a lo que la asesora presidencial contestó, como restando importancia al asunto, con un lacónico “Bah, es un contrato basura”. Pues nada, señora nuestra, la solución a tan desestabilizante situación la tiene usted en otro partido distinto al de su señor esposo y al de su señor jefe. Diríjase usted a la oficina más próxima del CCN y exija que le resuelvan su problema de contrato basura. Y si no le hacen caso, arranque un cacho del grafiti de la carreretera Santa Cruz-Laguna y dele con él a Nacho en la cabeza. Pero antes procure que la hagan fija, que a lo mejor, presionando un poco, lo consigue.