¿Y qué hace su esposa con el pisito de Madrid?

Lorenzo Olarte lo ha intentado todo hasta ser nombrado el otro día presidente ejecutivo de Infecar, con sueldo indescifrable “por prudencia” pero menor que “muchos funcionarios de Infecar”. El expresidente canario no ha ocultado esos presuntos problemas para llegar a una pensión de jubilación completa, que le hicieron soñar con las promesas del ahora ministro de Turismo y hoteles ilegales, fitetú, o de las atenciones de otro expresidente como Román Rodríguez, dispuesto a mandarle un coche a recogerlo para acudir a algún acto institucional como merece su pasado. Ahora, Infecar le cae con José Miguel Bravo de Laguna al frente del Cabildo grancanario buscando este el visto bueno ¡del presidente de la Cámara de Comercio de Gran Canaria! para el nombramiento de Olarte, que ya no deberá mendigar tanto que la sociedad “desaproveche” su experiencia. Pero hasta llegar a este retiro dorado, Olarte sí que lo ha hecho, con media humanidad preocupada por encontrarle un destino político final digno...mientras su esposa, María Lecuona, enseñaba el otro día en un programa de TVE su casa de la Plaza Mayor de Madrid, puesta en venta por 1,1 millones de euros. Es decir, que la familia tiene tres viviendas: la madrileña, la mansión de El Madroñal y la de LPGC donde aparecía este domingo en un sofá, arrepochinado, hablando de lo divino y de lo humano.