La insuperable hucha de Aznar

Todo el mundo a la calle a contar lo buenos que somos. Ése fue el grito de guerra que hace una semana, o así, lanzó Aznar a los suyos para contrarrestar la pesada y tóxica carga del piche gallego, más un par de cancaburradas que nos tienen a todos al borde de un choque, de la guerra y con el ombligo en la boca. Nada mejor para la contra que predicar con el ejemplo. Así que ya hemos podido escuchar este fin de semana a ese pedazo de presidente que nos hemos dado contrarrestanto a lo grande: gracias al PP -hemos escuchado- los viejitos tienen garantizadas las pensiones, que han sido blindadas por el PP ante el afán del PSOE de saquear -atención- “la hucha”. Pero, como toda contra tiene su recontra, hemos detectado cómo a Aznar le traiciona el subconsciente cuando dice que para llegar a ese sumum del blindaje, los nunca bien ponderados gobernantes de los que disfrutamos, han tenido que esmerarse con las leyes y otras maneras. De tal modo que los socialistas, que acostumbran a lucir rabo y cuernos, jamás puedan meter la mano en la hucha. Salvo que consigan “superarnos”, a los del PP, es decir, conforme a la tercera acepción de la Real Academia, “hacer alguna cosa mejor que en otras ocasiones”. Luego, ¿deben los socialistas superar en algo al PP en la habilidad de meter la mano en la hucha? o, por el contrario ¿deben los socialistas superar a los reformistas patriotas constitucionales en la capacidad de crear un sistema de pensiones? O, por ahondar más en la herida, ¿deben los socialistas, por ejemplo, adjudicar a alguna agencia de publicidad amiga los miles de kilos de los que disfruta la agencia de Miguel Ángel Rodríguez? ¿Deben los socialistas, por ventura, reconocer que se equivocaron montando una Sanidad universal y un sistema de pensiones? ¿Por qué Aznar se olvidó este sábado de nombrar a Pimentel en la lista de ministros que lo han sido de Trabajo y Seguridad Social? ¿Acaso lo equipara con los monstruos socialistas? ¿Necesita tratamiento de choque José María Aznar?