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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

Con la jeta al descubierto

El vicepresidente del Gobierno, bailando este domingo al ritmo del Fondo de Desarrollo de Canarias en el Bodegón del Pueblo Canario.

Carlos Sosa

Aunque les pueda resultar increíble, Canarias tuvo representación institucional en la Cumbre del Clima celebrada en noviembre pasado en Marrakech. La encabezaba nuestra nunca bien ponderada viceconsejera de Medio Ambiente, Blanca Pérez, uno de los altos cargos más amortizables de la organización administrativa de esta Comunidad Autónoma. Transcurridos cuatro meses de aquella cumbre, seguimos sin tener información acerca de la participación de Canarias, si nuestros representantes participaron en alguna reunión, si se alcanzó algún tipo de acuerdo, si nos trajimos para acá algún informe significativo que pudiera servir para mejorar el maltrecho tratamiento que desde las instituciones canarias se da al medio ambiente.

Dada la vocación altamente propagandística de este Gobierno debemos concluir que la visita de la señora Pérez no arrojó nada mínimamente comunicable, por lo que las preguntas a formular serían otras: ¿Cuántas personas viajaron a costa del erario público a la Cumbre del Clima de Marrakech 2016? ¿Cuántos días estuvieron en esa ciudad marroquí? ¿Cuánto dinero nos costó el bolo?

El desprecio por el medio ambiente de este Gobierno ya se venía intuyendo desde finales de 2015, cuando la consejera del ramo, Nieves Lady Barreto, y su muy mentada viceconsejera se dedicaron a pregonar que en octubre de ese año, y luego en los primeros meses de 2016, se crearía el Observatorio del Cambio Climático de Canarias, un órgano llamado a ejercer de severo vigilante de los efectos del calentamiento global y a prevenir o corregir sus causas en una zona sensible del planeta que no podría permitirse la desaparición de sus playas. Hasta ahora, nada más se ha sabido de ese propósito.

Para mitigar tan clamorosa ausencia de políticas ambientales, este Ejecutivo activa permanentemente a sus voceros con continuos comunicados como uno muy reciente en el que se nos informaba de que Canarias “liderará” un proyecto europeo de cooperación “para el seguimiento, control y mitigación de las proliferaciones de organismos marinos asociadas a perturbaciones humanas y cambio climático en la Región Macaronésica”. Y hasta se hizo un solemne acto para dar a conocer la iniciativa europea, acto en el que se constituyeron seis autoridades políticas y académicas canarias, así como un número no precisado de “representantes” de Senegal, Cabo Verde, Madeira y Mauritania. Hemos preguntado por la identidad y rango de esos cargos macaronésicos ese mismo día y todavía estamos esperando una respuesta. Seguramente es que no acudió ninguno a acto tan ocioso. Hicieron bien.

La propaganda barata está cada día más penada por la ciudadanía. El nivel de exigencia hacia nuestros representantes públicos ha aumentado estos últimos años, seguramente menos de lo que debiera en aspectos como la corrupción, pero quien no se haya dado cuenta de que ya no cuelan las viejas artimañas, el engaño, la verdad a medias o directamente la mentira está condenado al fracaso (ver el caso de éxito José Manuel Soria López).

Pablo para todo

No aprendió nada de esto ni de su catastrófica campaña para las municipales en la ciudad de Telde nuestro flamante vicepresidente del Gobierno, Pablo Rodríguez, quien además atesora para sí la Consejería de Obras Públicas tras la ruptura del pacto entre Coalición Canaria y el PSOE. Gracias a la tiranía de los equilibrios dentro de los partidos políticos -otra práctica penada por los electores- Rodríguez alcanzó la gloria por ser el único diputado de CC por Gran Canaria, repetimos, el único.

Desde su toma de posesión, hace escasamente tres meses, el gabinete de Rodríguez no deja pasar un día sin castigar a los medios de comunicación con nefastos comunicados en la mayoría de los casos sin contenido político alguno, sin la menor señal de gestión eficiente ni la más básica prudencia, pero eso sí, absolutamente plagados de propaganda barata que se desmonta fácilmente. El vicepresidente y su equipo de voceros picotean en todos los temas, sean o no de la estricta competencia del señorito en cuestión, y tratan a los periodistas como si fuéramos militantes crédulos que acuden a una excursión a los Llanos de la Pez con guagua, bocata de choped y Clipper de fresa pagados por el partido: hay que aplaudir aunque te importe una higa lo que se esté diciendo.

Basten, solo título de ejemplo, estos suculentos titulares que encabezaron notas de prensa:

- “Pablo Rodríguez establece líneas para la mejora de la conectividad de Canarias”. En realidad se trataba de un comunicado producto de una visita protocolaria que le hace al vicepresidente y consejero de Obras Públicas y Transportes el presidente de Naviera Armas. El empleo de la expresión “se establecen líneas” parece querer trasladar que se van a crear nuevas rutas, lo cual no fue abordado en esa reunión.

- “Pablo Rodríguez estudia incrementar a todos los canarios la subvención en la línea interior marítima de La Gomera”. Además del tono mesiánico del titular, colocando al consejero como si fuera el salvador de “todos los canarios”, en el contenido de la nota solo se alude a otra reunión del vicepresidente con otra naviera, Fred Olsen, que se enlaza La Gomera con Tenerife.

- Vean estos dos: “El vicepresidente del Gobierno de Canarias anuncia que este año destinará 200.000 euros a la construcción de pantalanes en el puerto de Órzola”; “Pablo Rodríguez informa de que invertirá este año casi un millón de euros en la creación de una estrategia integral para la ordenación del transporte en Canarias”. Dos ejemplos de titulares absolutamente despreciables: primero, porque evidentemente el dinero que el departamento del señor Rodríguez va a invertir no es del señor Rodríguez, y segundo porque las inversiones de todas las consejerías del Gobierno, salvo trampas innominadas, están en los presupuestos de la Comunidad Autónoma, aprobados por el Parlamento y, en el caso de Obras Públicas y Transportes, consignados por los anteriores gestores del PSOE.

Y atención a este momento analista económico:

-“Pablo Rodríguez: ”Canarias es una de las 7 comunidades autónomas que ha recuperado su tamaño previo a la crisis“. Disparatadas afirmaciones que solo vienen a demostrar que quien está detrás del que las hace es un perfecto (y en este caso, peligroso) indocumentado. Y menos mal que hay otras seis autonomías que han recuperado su ”tamaño“ previo a la crisis, porque si solo hubiera sido la de Canarias, habría que salirse a las cunetas de las carreteras cada vez que viéramos venir de frente el coche oficial del señor vicepresidente. Pero, ¿cómo se puede lanzar semejante boutade soportando como soporta Canarias las disparatadas cifras de desempleo y de desigualdad? ¿Porque el año pasado creció un 3,6%? Claro que esas declaraciones las hizo en un ambiente muy propicio, el anterior a una reunión con la Confederación de Empresarios de Las Palmas, una organización que junto al Círculo de Empresarios de Gran Canaria, CEOE Tenerife y la asociación de clínicas privadas, gobiernan Canarias en la sombra.

Pero el colmo de la desfachatez propagandística del vicepresidente Rodríguez afloró este pasado domingo, cuando su gabinete envió otra inefable nota de prensa anunciando urbi et orbi que el señorito había visitado el Bodegón del Pueblo Canario, en Las Palmas de Gran Canaria, para propagar que la reforma de este emblemático lugar de indudable atractivo turístico en la ciudad se costeará con dinero del famoso Fondo de Desarrollo de Canarias, el Fdecan, llamado por el presidente Clavijo a ser el que cambie el modelo económico de Canarias. Sic. ¿Cambiará el modelo económico de Canarias hacer obras de reforma? ¿Desde cuando el binomio construcción-turismo no es el modelo económico de Canarias?

Pero lo grave no es eso, lo grave es que al señor vicepresidente se le olvidara incluir en su comunicado el dato nada despreciable de que la reforma de ese enclave lo costea el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria que, eso sí, acogido al Fdecan por obra y gracia del adagio “gilipollas el último”, pone de sus propios presupuestos la otra mitad del coste de la operación.

Pero hay veces en las que esa propaganda se vuelve en contra de quienes la practican, sencillamente por que todo cae por su propio peso, lo que científicamente se llama ley de la gravedad.

Metido en sus líos a cuenta de la financiación y la prometida -y de momento incumplida- promesa de rebaja del IGIC, el Gobierno de Clavijo anunció a bombo y platillo que subiría el Impuesto General Indirecto Canario a las bebidas carbonatadas y al tabaco, decisión destinada a cuidar la salud de sus súbditos, algo muy de agradecer. Lo malo vino después, en la misma semana, cuando nuestro desinquieto vicepresidente anunció al mundo que acudiría a respaldar con su digna presencia la reunión plenaria de la Mesa del Tabaco, un sector primordial porque bla, bla, bla.

Son todos estos ejemplos recientes de comunicados que no hacen otra cosa que demostrar que estamos en manos de dirigentes políticos que se creen que el personal se chupa el dedo. Confían en que los medios de comunicación afines hagan su trabajo, que para eso están convenientemente engrasados con dineros públicos en gran medida procedentes de Promotur, la empresa pública destinada a promocionarnos en el exterior y, de paso, a nuestro presidente y su equipo en este marco archipielágico tran chiripitifláutico.

Lo mismo, más o menos, que le pasó la semana pasada a Brufau, presidente de Repsol, que un día se creyó que con desembarcar por aquí con un maletín cargado de pasta con la que comprar medios de comunicación y periodistas, el debate sobre las prospecciones petrolíferas quedaría muerto y sepultado. A esa creencia muy probablemente contribuiría el entonces ministro de Industria, José Manuel Soria, que habría explicado a su compadre que con esos modos él consiguió que durante casi veinte años ciertos sectores de la prensa local se tragara sus mentiras sin rechistar y en posición permanente de firmes.

Ya vamos avisando a Asier Antona, el confirmado presidente del PP canario (al que felicitamos como es menester), para que no se meta en similares berenjenales. Aunque ya apunta maneras, probablemente heredadas del maestro tocado y hundido. “¿A dónde vas?”. “Manzanas traigo”, fue el acertijo que empleó la semana pasada para desembarazarse de una pregunta y una repregunta muy concretas: ¿Pactó usted con Juan José Cardona su oportuna retirada de la carrera a la presidencia del PP a cambio de hacerle presidente de la Autoridad Portuaria de Las Palmas en otoño, una vez entre su partido en el Gobierno de Canarias? No dijo ni sí ni no, lo que en este mundo político donde nada es verdad, equivale a un sí.

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