Sobre este blog

El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

El sufrimiento ajeno como palanca electoral

La candidata del Partido Popular al Gobierno de Canarias, María Australia Navarro, señala las humedades de una vivienda.

El candidato y la candidata puestos en el pellejo del sufrido elector. Las caras y las poses que adoptan son insultantes, se ponen en situación prestando mucha atención a la vecina que enseña las humedades y las goteras, señalan hacia ellas en el preciso instante en el que el fotógrafo dispara su cámara para que el momento solidario, comprensivo, afectivo y comercial quede retratado para la posteridad. En su vida habrían pisado aquella urbanización ni subido a ese piso para mezclarse con la precariedad en la que viven miles de canarios. “Vámonos rápido de aquí”, le decía a José Manuel Soria su mujer por lo bajini, al principio de su atolondrada carrera política, durante una sonada paella popular en Las Coloradas. Mezclarse, lo justito, ¿eh? y solo cuando lo exige el momento electoral. Cristina Tavío, candidata a alcaldesa de Santa Cruz de Tenerife, y María Australia Navarro, candidata a la presidencia de Canarias, se acercaron este lunes a visitar un barrio deprimido de la capital tinerfeña, Miramar, para conocer (repetimos, conocer) los problemas que presentan. Tavío ya había girado visita a las deterioradas viviendas, pero el manual de campaña aconsejaba repetir –esta vez con la candidata regional- para lanzar un compromiso inabarcable: rehabilitar 1.400 viviendas solo en la capital tinerfeña. Y no ha sido lanzado como un compromiso cualquiera, sino como “una prioridad” que habrá de sumarse a otras tantas y tantas prioridades lanzadas durante esta frenética campaña electoral. El PP pierde votos a espuertas y alguien en los cuarteles generales debe haber lanzado ya el grito de guerra: “¡Todo vale!”

Un despliegue de prontuarios

Por la mañana temprano, María Australia Navarro ya había dado sobradas muestras de esa consigna en el primer debate de candidatos regionales que se celebra en esta campaña. El primero y casi el último, porque entre los tres principales candidatos (ella, Clavijo y Patricia Hernández) hace tiempo que decidieron acudir a muy pocas citas, y solo ellos con el añadido de Román Rodríguez, el único que no ha puesto ningún tipo de cortapisas a nada. Este primer debate regional fue en Radio Club Tenerife y demostró que todos quieren que la cosa cambie para que en realidad nada cambie en absoluto. Australia Navarro, a lo que íbamos, desplegó ante la audiencia de la Ser todo su arsenal de tópicos, reproches y lugares comunes; toda la batería de argumentos del manual del buen pepero (solo el PP acaba con el paro y la corrupción), sin escatimar en algunas exageraciones impropias de quien pretende regir los designios de Canarias durante cuatro años. Patricia Hernández, del PSOE, mordió en ese anzuelo que lanzaba la candidata del PP y perdió demasiadas ocasiones para alejarse de esa vieja política que ella dice no querer representar. Clavijo fue mucho más hábil porque, tras recordar a todos los presentes que ellos y/o sus partidos han gobernado Canarias en algún momento reciente, se dedicó a hacer propuestas de futuro. De las creíbles y de las otras. El colmillo de Román Rodríguez brilló por encima del resto. El presidente de Nueva Canarias aprovechó su condición de fuerza minoritaria pero ascendente, y hasta puede que bisagra, para llevarse a sus ascuas todas las sardinas que a los demás se les resbalaban de las manos.

Casi llegan a las manos

A las manos casi acaban ese debate los jefes de prensa del PSOE y del PP justo en los minutos de descuento. El programa había transcurrido por unos cauces placenteros, con los candidatos ciñéndose escrupulosamente a las indicaciones del moderador, Juan Carlos Castañeda, y a los turnos y tiempos pactados previamente. Pero tras el último bloque temático, el turno final de petición expresa del voto se quedó tan corto que, repentinamente, se abrió un paréntesis no pactado en el que los contendientes aprovecharon para echarse la camisa por fuera. Castañeda prácticamente invitó a la informalidad, lo que fue aprovechado por todos para dar rienda suelta a aquellos misiles que no pudieron lanzar durante la parte estricta del debate. La candidata socialista, Patricia Hernández, lanzó la bomba en el último turno: un duro alegato contra José Manuel Soria y su desamor a Canarias que condujo a Australia Navarro a pedir un último turno “por alusiones”. Todo se precipitó de repente, con el jefe de prensa del PP, fuera de sí, gritando “esto no fue lo pactado”, y el del PSOE reprimiendo aquel conato de revolución pepera. La cosa llegó a los golpes a algún cristal del estudio de la Ser y a más gritos y juramentos en arameo. La sangre no llegó al río. O no llegará hasta el próximo debate, seguramente en alguna de las dos teles públicas de Canarias. Habrá problemas incluso para que se pueda celebrar.

Willy regresa a la casa que fue de Paco Padrón

Por cierto, hablando de la Radio Club Tenerife y de la cadena Ser. A esa casa regresará en breve el que hasta ahora mismo es director general de Radiotelevisión Canaria, Willy García, en aplicación legal de la excedencia que pidió hace ocho años por encargo de Paulino Rivero. Ha sido precisamente esa casa, la Ser, la que más duro le ha pegado por su gestión al frente del ente, sin menospreciar las campañas de El Día ni las del Partido Popular, que no se conforma ya con su destitución y todavía quiere más. Las paradojas de esta tierra van a propiciar que una de las acciones penales que promovió el Partido Popular contra Willy García terminen también implicando en la causa a otro personaje imprescindible en la historia de Radio Club Tenerife, el que fuera durante años su director y principal promotor, Paco Padrón. Unos programas que Padrón realizó para la tele canaria que o no se emitieron o se emitieron de aquella manera fueron llevados a la fiscalía por la inenarrable Águeda Montelongo, que sigue teniendo vista de lince para la paja en ojo ajeno y unas cataratas como las de Iguazú para sus vigas propias de ella. De abrirse diligencias va a resultar muy interesante ver a Paco Padrón dando explicaciones por lo que cobró y a Willy García explicando que sí, que él firmó, pero que los encargos no los hizo él sino alguno de sus antecesores. El desfile de imputados va a ser bastante interesante.

La mano que da de comer en Agaete

Pero volvamos a las infames estrategias electorales de algunos partidos políticos. En Agaete no termina de cerrarse una vieja polémica que tiene enfrentados a los concejales de la oposición con la alcaldesa, perdón, con la primer teniente de alcalde y candidata a alcaldesa de la villa, María del Carmen Rosario Godoy (PP). A ella le gusta que la llamen la Presley de Canarias, cariñoso apelativo con la que le bautizó un conocido periodista de la isla que la conoció en los ochenta, cuando ella y su esposo, Antonio Calcines, decidieron dedicarse en cuerpo y alma a esto de la política. Calcines ya ha anunciado que él por lo menos lo deja ya, que veinte años al frente de la alcaldía son muchos. Le sucederá –al menos en el intento- su esposa, que no parece haber perdido ni uno solo de los días que compusieron este mandato municipal que ahora expira para hacer campaña. La oposición no ha podido tener acceso a los expedientes por los cuales el Ayuntamiento ha estudiado (y en su caso, concedido) las peticiones de ayuda alimentaria a casi un millar de familias necesitadas del municipio. Los concejales de Alternativa Ciudadana por Agaete (Alpa) sospechan que, tras este mutismo, subyacen favoritismo y clientelismo electoral. Porque llama poderosamente la atención que el reparto de la comida que llega a Agaete cada martes en un camión del Banco de Alimentos lo reparta en persona la candidata a alcaldesa y alcaldesa in péctore, y que a los que se deshacen en agradecimientos hacia ella reciban casi siempre la misma respuesta: “Ya sabes que para que esto pueda seguir así, tienes que votarme”. Los que abiertamente se han declarado desafectos al régimen se quejan de recibir peores lotes de comida, a veces acompañados de un reproche: “¿Tú por aquí pidiendo?” La tensión se ha disparado en la villa desde que se empezó a barruntar una pérdida de la mayoría absoluta por parte del PP. La noche de la primera pegada de carteles por poco hay tortas en San Pedro.

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