Ya metidos en chorradas

Debemos habernos vuelto locos. De repente, como si no hubiera cosas más importantes de las que hablar, los periodistas y los políticos tratan de empantanar a la opinión pública en un asunto de distracción: la absurda posibilidad de cambiarle el nombre a Gran Canaria. Y como si de la clonación humana se tratara, los hay que hasta se han puesto a opinar en plan sesudo. Como ya conocen nuestra especial habilidad para introducir inteligentes términos para el debate, proponemos cambiar los nombres de otras islas, de modo que todo quede en un exquisito equilibrio, una vez Gran Canaria quede disminuida en su denominación. Por ejemplo, dado que ten quiere decir diez en inglés, proponemos quitar tal sílaba del nombre de Tenerife, de modo que nadie pueda sospechar que es isla diez. Para que Fuerteventura no asuma el liderazgo, suprimamos lo de “fuerte” y dejémoslo en Ventura, que tampoco está mal. ¿Y Lanzarote? La lanza es instrumento cortante y guerrero, y bien pudieran sus habitantes rebelarse contra el resto de canarios. Así que que se quede en Rote. Un lector inteligente añade que Soria no tiene nada de monjita, y propone que se le quiten las tres primeras letras de su apellido. Del mismo modo que a Larry Álvarez Cardero sugiere que entre todos le arrebatemos de una vez este último instrumento así pronunciado. Son sólo algunas ideas, a ver si alguien titula a cinco columnas y tiramos un par de días más.