¿Cuántos palcos dijo?

Mejora día a día el presidente de la Cámara Plateada de Comercio, José Miguel Suárez Gil, con sus salidas a los medios (expresión de doble significado -el mediático y el taurino- que nos viene como anillo al dedo en este momento procesal). Este jueves, enchido de gozo cual palomo buchúo tras codearse con la realeza y las autoridades varias que se dieron cita en Maspalomas, plantóse ante los medios para hacer solemnes declaraciones públicas que pasamos a comentarles: “Pido a los agoreros que no digan más que la UD Las Palmas va a desaparecer”. Primera pregunta, ¿quién ha dicho que la UD va a desaparecer? ¿Se refiere el señor Suárez Gil al presidente del club, que anunció problemas si no aparecían las perras? ¿Se refería a sus propias declaraciones en las que recuerda que hace unos meses la situación era “crítica”? Hay más: “La UD no goza de buena salud económica [enorme descubrimiento] pero su problema tiene solución; lo que necesitamos [¿quiénes son los agrupados bajo esa primera persona del plural?, ¿el consejo de administración?, ¿los aficionados?, ¿los responsables de vender palcos?] es que algunas personas critiquen menos, opinen menos y ayuden más”. Lo que necesitamos es, además de dinero, menos fotos y más curro. Y más madera: “Lo único que se están resolviendo son unos problemas domésticos a muy corto plazo, como los salarios, y ya se tomó una decisión para resolverlos en 48 horas”. Vamos a ver: ¿cuál era la encomienda que recibió Suárez Gil? ¿resolver lo de los sueldos o vender palcos? ¿Cuántos palcos ha vendido el presidente de la Cámara plateada? ¿Cuántos palcos le indicó Soria que vendiera al golpito? Debemos reconocer que nos sulibeya Suárez Gil; nos pone como motos enterarnos de que, tras verse con el Príncipe de Asturias, al que habrá tratado de abrazar también, sus declaraciones a la prensa sean para meterse con los agoreros “que cantan el pío pío”; pero más nos exita pensar que podemos estar tranquilos porque si antaño una luz permanecía siempre encendida en El Pardo velando por nuestra felicidad, hoy la luz resplandece entre las paredes de cristal de la Cámara de Comercio de Las Palmas para recordarnos que alguien está trabajando por un futuro mejor para todos los canarios.