El dilema del PNV: un lehendakari para todos (Ardanza) o un nuevo Moisés (Ibarretxe)
El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Por ejemplo, si usted es afiliado al PP y funcionario de carrera y cualquier partido que no sea el suyo le promueve a la condición de jefe de servicio, habrá de pedir autorización al Comité Ejecutivo Insular, porque en caso contrario se le encuadrará en el catálogo de traidores y será susceptible por tanto de expulsión. Lo mismo vale para cualquier “puesto de confianza o institucional” siempre que el nombramiento “se haya producido a propuesta de una formación política distinta al PP”. Agüita. También puede ser motivo de escarnio revelar el contenido y los debates de las reuniones de los comités ejecutivos insulares. Al bocazas, como primera medida, se le prohibirá “cautelarmente” asistir a las reuniones del órgano en cuestión. El poder que a partir de ahora se otorga a las presidencias insulares del PP canario alcanza incluso a las organizaciones municipales. Las asambleas ordinarias, por ejemplo, las convocará el presidente local pero no serán convocatorias firmes hasta que lo retifique el comité ejecutivo insular. O sea, que cuando la organización local del PP no guste o no guste lo que va a hacer, desde la correspondiente presidencia insular se podrá impedir incluso que se reúna para conspirar. Y eso que estamos hablando de un partido superdemocrático, superparticipativo, supercalifragilisticoespialidoso.
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