La solidaridad, en entredicho

Ya habrán leído en diversos lugares que el Womad ha sido un éxito. Cuesta trabajo conseguir que los más sesudos analistas locales lo reconozcan sin poner algún pero, pero ha sido un éxito de nuevo. Qué le vamos a hacer. Hubo algún lunar, como siempre, porque la perfección es inalcanzable, y quizá haya que encontrar ciertas debilidades en la necesidad de más espacio para el público, lo que evidencia nuevamente el éxito de la convocatoria, pese a los ninguneos y las cegueras forzadas por la indecencia y la mediocridad. Pero lo más llamativo, sin embargo, puede haber sido el escaso éxito cosechado por el Territorio Solidario, un espacio cedido por la organización al Proyecto Alí con el fin de recaudar fondos para su causa. Se suprimió la zona de invitados, o zona VIP, a la que acudían en aluvión dos millares de personas a beber de gorra, por un espacio en el que había que pagar 10 euros (se rebajó a la mitad al comprobar el bajo grado de asistencia) por entrar y compartir una copa con gente solidaria. Los dos mil colgaderas no aparecieron, que pasamos lista y no los vimos.