Una sucesión demasiado alborotada

Estos últimos días ha habido mucho frenesí alrededor de la Cámara de Comercio de Gran Canaria, como si de repente se hubiera abierto un debate sucesorio entre el legado continuista de Ángel Luis Tadeo o la profesionalización de la presidencia de una institución llamada a una inevitable reconversión tras la decisión del Gobierno de abolir la obligación del pago de cuotas a las organizaciones camerales. Tras la muerte del presidente algunos daban por hecho que habría una sucesión estatutaria, que de un modo natural se ocuparía del resto del mandato José Sánchez Tinoco, vicepresidente puesto por Tadeo en uno de sus habituales gestos de pacificación del movimiento empresarial una vez logró sacudirse de encima las rancias secuelas de José Miguel Suárez Gil. Pero el Círculo de Empresarios decidió dar un paso al frente y plantear una candidatura que, en el fondo, perseguía reponer en el poder patronal un modo profesionalizado bajo el control de los que quedan en la retaguardia. Salud Gil es una profesional de acreditada solvencia que, sin ocultarlo de ninguna manera, responde a los designios de sus patronos, y concretamente a las indicaciones de Juan Miguel Sanjuan, presidente de Satocan. Abierta la sucesión, se armó la marimorena.