La tortura de los dos sobres

Por primera vez en mucho tiempo, se dan con relativa frecuencia las sanciones de empleo y sueldo a trabajadores del ente por los motivos más variados. Se exige que en los recibos de taxi se haga constar el punto de origen, el punto de destino y el recorrido efectuado entre ambos. Se controla el tiempo que cada trabajador emplea en ir a la máquina de café y regresar a su puesto. Y si alguien comete algún error es cuando se le somete a la tortura de los dos sobres en el despacho santacrucero del mencionado Chema García. El directivo sienta al trabajador ante dos sobres y le exige que diga la verdad sobre su comportamiento, haciéndole saber que en los dos sobres están las dos sanciones a las que se enfrenta. Si dice la verdad se le entrega uno, el que contiene una suspensión de empleo y sueldo, y en el otro, la carta de despido, directamente. Se podrán imaginar lo que tardan los torturados en cantar La Traviata y hacer propósito de enmienda.