El hombre que quemó varios contenedores y una casa con una persona dentro en Tenerife acepta pasar seis años en un psiquiátrico

Palacio de Justicia de Santa Cruz de Tenerife.

EFE

31 de enero de 2024 15:39 h

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Un vecino de Los Realejos ha aceptado este miércoles una pena de casi seis años de internamiento en un centro psiquiátrico tras confesar ser autor del incendio de 23 contenedores y una casa abandonada en la que se encontraba durmiendo una persona.

Durante la vista, el condenado aceptó los hechos pero dijo que no recordaba exactamente lo que había ocurrido porque estaba bajo los efectos de las drogas.

Al término del juicio también pidió disculpas porque, según manifestó, no era consciente de lo que hacía.

Así, un perito certificó que el hombre que se encuentra desde el pasado mes de marzo en prisión preventiva es inimputable ya que padece un trastorno de la personalidad y en aquel entonces sufrió un brote psicótico, agravado por el fuerte consumo de drogas.

En estos momentos sólo existen dos centros psiquiátricos en España, uno de ellos en Sevilla y otro en Alicante en uno de los cuales será internado el acusado.

Los policías locales que intervinieron en la sesión dijeron que en la noche del mes marzo pudieron observar cómo el procesado causaba incendios en cuatro contenedores y en una casa abandonada por lo que procedieron a su detención.

Respecto al incendio en la vivienda el acusado indica que pensaba que la vivienda permanecía deshabitada, a lo que se unió que según sus palabras, “estaba totalmente ido”.

El Ministerio Público en principio pedía imponer una pena que sumaba diez años y cuatro meses, por tres delitos, al tomarse en cuenta el agravante de reincidencia.

La Fiscalía matizaba que de forma subsidiaria se le debía condenar a tres años de prisión en caso de que se demuestre que el fuego no supuso un riesgo para la vida del ocupante de manera que entonces se estaría ante un cargo de daños.

También se solicitaba el pago de 8.500 euros al Ayuntamiento de Los Realejos que se corresponden con el valor de los 23 contenedores que fueron objeto del vandalismo.

Los informes psicológicos apuntan que el procesado tiene “gravemente afectadas, pero no anuladas”, las capacidades volitivas y cognitivas y que el origen de este hecho es el consumo de drogas tóxicas y estupefacientes y la dependencia que ha desarrollado con el tiempo.

La persona que permanecía en la vivienda pudo escapar al escuchar el sonido del mechero, pese a que el fuego estaba ya muy extendido.

La vivienda está incluida en el Catálogo de Protección como Bien de Interés Cultural (BIC) pero hasta la fecha no se ha podido cuantificar los daños al encontrarse en ruinas por lo que en su momento el Juzgado pidió al Ayuntamiento que elaborara un informe

A todo ello se une que posteriormente el acusado fue detenido a diez metros de la vivienda de su vecino del que debía mantenerse alejado medio kilómetro.

Tras ser sometido a un análisis para comprobar si había ingerido drogas, se concluyó que tenía restos de anfetaminas, tranquilizantes, cannabis, cocaína y MDMA. 

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