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Fuencaliente: un paseo por las tierras más jóvenes de Canarias

Faro de Fuencaliente, en el etremo sur de la isla canaria de La Palma.

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La Palma —

El municipio de Fuencaliente (56,4 kilómetros cuadrados) ocupa el extremo sur de la isla canaria de La Palma. Se trata de un territorio geológicamente joven marcado por un vulcanismo reciente que tuvo en la erupción del volcán Teneguía su último episodio (1971). Esta presencia de volcanes jóvenes ha marcado un paisaje que el pinar ha empezado a colonizar en sus regiones más altas. Otra de las características fundamentales de los suelos de Fuencaliente es su idoneidad para el cultivo de la vid, una circunstancia que ha convertido a esta localidad en una de las comarcas vinícolas más importante de Canarias y asiento de las mejores bodegas de malvasías del Archipiélago junto a las tierras, también volcánicas, de Lanzarote.

Esta localidad formaba parte del cantón prehispánico de Abenguareme y se vinculó administrativamente a la Villa de Mazo hasta la mitad del siglo XIX, cuando alcanzó la independencia municipal. El vino es una de las actividades que explica la historia y configuración humana del territorio. Pero otras actividades como la explotación salinera (aún en activo), la pesca y, recientemente, una incipiente industria turística en torno a la playa de La Zamora, han ido completando el puzzle del desarrollo fuencalentero. En la actualidad, cuenta con una población de unos 2.000 habitantes que se concentran en la cabeza municipal ‘Los Canarios’ y el barrio de ‘Las Indias’.

El primer punto de interés turístico del municipio lo encontramos en su casco urbano. Al igual quue en otros municipios, ‘Los Canarios’ fue, en sus orígenes, un conjunto poco denso de caseríos que tenían como epicentro la Iglesia de San Antonio Abad. Uno de los puntos fuertes de esta pequeña ermita del siglo XVI es que apenas ha sufrido modificaciones en sus casi cinco siglos de existencia. El viajero se encontrará con un pequeño templo de estilo mudéjar con una sola nave y que presenta la particularidad de tener una cubierta de cáñamo enlucido con cal y mortero, una muestra original de la arquitectura tradicional pobre que, en este caso, adquiere gran importancia patrimonial. En su interior también hay que destacar los frescos de inicios del siglo XX firmados por el pintor palmero Bordanova. Su aspecto exterior responde a los cánones clásicos de la arquitectura religiosa tradicional, con techumbre a dos aguas cubierta de tejas y espadaña de cantería oscura.

Muy cerca de la iglesia se encuentran las casas consistoriales y la curiosa Fuente del Vino, que tiene la particularidad de hacer fluir vino por sus caños en vez de agua. En la carretera general se encuentra el Centro de Artesanía de Fuencaliente (Carretera General, 104; Tel (+34) 922 444 303) en el que se pueden encontrar muy buenos ejemplos de la industria textil local basada en la transformación y manipulación de la lana. Los artículos estrella son las traperas, los vestidos tradicionales y los bordados. También se pueden adquirir otras muestras del trabajo artesano local como la cestería o el trabajo en madera. Otro hito del casco urbano de Los Canarios es el lagar tradicional que se ha situado junto a la LP-1 a las afueras de la localidad (en dirección a Mazo). Este lagar data del siglo XIX y es un buen ejemplo de la maquinaria vitivinícola que se ha usado hasta hace pocas décadas en esta parte de la isla y una huella de la intensa actividad económica que el vino genera en el municipio. Esta importancia queda de manifiesto con la abundancia de bodegas instaladas en los límites del término municipal.

El Centro de Interpretación del Volcán de San Antonio (Acceso desde ‘Los Canarios’; Tel: (+34) 922 444 616; Horario: L-D 9.00-18.00) es otro de los puntos fuertes de la visita a la isla. El cono volcánico de San Antonio entró en erupción en 1677 provocando, además de la pérdida de casas y tierras de cultivo, la desaparición de la Fuente Santa que se encontraba en la costa del municipio. Estos más de tres siglos transcurridos implican que este cono volcánico, al que se accede a través del casco urbano de Los Canarios, sea un buen ejemplo de ecosistema que combina el vulcanismo reciente y los primeros indicios de colonización vegetal. La visita se inicia en el Centro de Interpretación en el que, a través de paneles y audiovisuales, el viajero inquieto puede echar un vistazo a los procesos geológicos que han dado forma a la isla de La Palma y, en particular, a la comarca del sur. El plato fuerte queda fuera. Un sendero permite recorrer gran parte del borde del cráter desde el que se ve, la propia caldera formada por el volcán, vistas excelentes sobre la costa sur y suroeste y la vecina isla de El Hierro. Junto al volcán de San Antonio empieza el sendero que permite llegar al Volcán del Teneguía, protagonista del último episodio eruptivo de España (1971) y responsable de los 290.000 metros cuadrados más jóvenes del país. En el entorno de los ríos de lava petrificada se yergue el roque Teneguía, un pitón de basalto amarillento que quedó roedado por las nuevas rocas expulsadas por el volcán. En su cara este se localiza una estación de grabados rupestres realizado por los aborígenes palmeros.

La Fuente Santa

Seguramente ya era utilizada por los benahoritas, pero la Fuente Santa se hizo célebre en todo el mundo tras la conquista de la isla en 1493. Las pozas de aguas calientes y sulfurosas que quedaban al descubierto durante la marea baja ganaron pronta fama por sus propiedades curativas y su eficacia frente a dolencias como el ‘mal francés’ (sífilis) o el ‘mal de las pupas’ (lepra). Hasta La Palma llegaron viajeros de Europa y América para tomar baños de agua milagrosa inaugurando un próspero negocio que provocó la creación del núcleo habitado de ‘Las Indias’, primer ‘centro turístico’ de la historia de Canarias. Muchos fueron los que acudieron hasta las costas de Fuencaliente para curar sus dolencias, entre ellos personajes de la talla de Francis Drake o los conquistadores Cabeza de Vaca o Pedro de Mendoza. La erupción del Volcán de San Antonio cegó la fuente en 1677 y casi desde el primer momento se realizaron esfuerzos para recuperarla. La proeza se completó en 2005. En la actualidad, un túnel excavado en la lava ha llegado a la mítica fuente que sigue manando sus aguas sulfurosas a una temperatura de 45 grados centígrados. En los próximos años, la fuente se añadirá a los atractivos turísticos de la isla.

La costa de Fuencaliente.- La punta de Fuencaliente es uno de los paisajes más hermosos de la isla de La Palma. Las erupciones del Volcán de San Antonio (1677) y, más recientemente, el Teneguía (1971) han condicionado un paisaje marcado por la extraña belleza de los suelos vírgenes donde se pueden encontrar multitud de formas y colores. Pero pese a la aplastante presencia de la naturaleza, la Punta de Fuencaliente es también un espacio humano. El hito más importante del extremo sur palmero es el antiguo Faro de Fuencaliente construido en la última década del siglo XIX con cantería azul transportada por barco desde Gran Canaria. La torre, de 16 metros de altura, abergó hasta hace pocas fechas, la linterna que avisaba a los navegantes de la presencia de la isla. Estuvo habitado hasta 1939, año en el que se instaló un mecanismo automático.

En la actualidad, la antigua casa del farero es un centro de interpretación en el que se desvelan los pormenores de la Reserva Marítima de La Palma, un trozo de mar de 3.719 hectáreas donde se ha prohibido la pesca deportiva y limitado la profesional. En el centro de interpretación (Localización: junto al Faro de Fuencaliente; Tel: (+34) 922 480 223; Horario: X-D 10.00 – 18.00; e-mail: reservasmarinas@mapya.es) podemos conocer la enorme riqueza natural de esta parte de la costa palmera y los esfuerzos realizados para recuperar la fauna marina del lugar. Junto al viejo edificio, se levanta el nuevo faro de 25 metros de altura. Junto a la ‘linterna histórica’ se localiza la pequeña Playa de Punta Larga, de arena negra y piedras y con un pequeño chiringuito con buen pescado fresco.

Las Salinas de FuencalienteSalinas de Fuencaliente son el otro punto de interés de la punta. Son, además, las salinas más ‘jóvenes’ de Canarias ya que se construyeron en la década de los 60 del pasado siglo por el empeño del empresario local Fernando Hernández, que contó con la experiencia del maestro salinero lanzaroteño Luis Rodríguez para construir esta instalación de más de 35.000 metros cuadrados de superficie. Al igual que las instalaciones de Lanzarote, las Salinas de Fuencaliente se construyeron sobre la piedra utilizando lechos de barro. Las grandes maretas o cocederos, las canalizaciones y los tajos (pequeñas pocetas donde cristaliza la sal) están realizadas con barro y piedra formando un curioso paisaje que, además, es zona de reposo y alimentación para aves como el flamenco o el chorlitejo. Las inmejorables condiciones del lugar, con abundante sol, viento y fácil acceso al agua de mar, convierten a esta explotación en una de las más productivas de Canarias. En la casa del salinero se ha instalado la moderna maquinaria que permite procesar y envasar un producto totalmente natural y de enorme calidad que se puede adquirir en la misma explotación.

La ruta hacia el norte por la fachada oeste de La Palma está marcada por los frondosos pinares de Fuencaliente y los paisajes lunares que ha dejado tras de sí la intensa actividad volcánica que ha caracterizado esta parte de la geografía insular. La actividad humana de este sector de la isla está condicionada por la cultura del vino, que se pone de manifiesto en lugares como Las Manchas, pequeña localidad que antecede al populoso Valle de Aridane. Algunos kilómetros antes de llegar al último hito de este paseo sureño se encuentran las playas de La Zamora y La Zamora Chica, pequeñas calas de arena negra enclaustradas por riscos de roca volcánica que aúnan tranquilidad y abundancia de sol. En las inmediaciones se ha levantado un complejo turístico de lujo.

COMER

Una dulce parada; Una de las costumbres de los palmeros que andan por estas tierras de Fuencaliente es hacer una visita al Bar Parada en Los Canarios (Carretera General, 96; Tel. (+34) 922 44 40 02). Más allá de poder tomar un aperitivo o uno de los deliciosos vinos de Malvasía de la zona, el Parada es famoso por sus magníficos dulces. Las especialidades son el queso de almendras y los almendrados. Una caja de cualquiera de estas exquisiteces es un magnífico regalo o un recuerdo de los días de exploración por la isla.

Bodegas Tamanca;Otro de los mitos de la cocina palmera más tradicional (Carretera Las Manchas-Fuencaliente; cerrado los domingos por la noche y lunes; Tel: (+34) 922 494 155; e-mail: bodegastamanca_tamanca@hotmail.com). Las carnes a la brasa y los chicharrones con gofio son impresionantes. Pero el propio restaurante, excavado en una ladera de cenizas volcánicas, bien merece una visita. Otros platos como las sopas y las garbanzadas son también destacables.

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