La República de Platón se construyó en Tenerife

Torre de la Concepción, uno de los símbolos de la ciudad tinerfeña de La Laguna. VIAJAR AHORA

La historia de la ciudad de San Cristóbal de La Laguna es la historia de dos ciudades, de dos urbanismos y hasta de dos fundaciones. Después de la conquista de Tenerife, completada el 26 de septiembre de 1496, había que construir una ciudad que cumpliera función como capital y tal honor recayó sobre el lugar donde un año antes se había disputado la última gran batalla de la guerra contra los aborígenes. En 1497 se fundó San Cristóbal de La Laguna en torno a la iglesia de la Concepción; una zona que, actualmente, se conoce como San Benito. Casas de piedra y techumbre de paja, calles sin orden ni concierto formaron este primer núcleo que pasó a llamarse ‘la ciudad de arriba’. Pero el destino de la pequeña capital lagunera estaba aún por escribir. Lleno del espíritu del Renacimiento, el conquistador Alonso Fernández de Lugo soñó una ciudad racional, con una trama urbana modélica que olvidara los desórdenes propios de la recién enterrada Edad Media. E imaginó una ciudad trazada a cordel (líneas rectas), como síntesis de esas ‘nuevas’ ideas que bebían directamente del clasicismo griego y romano. Gracias a este empeño, La Laguna iba a inaugurar un nuevo modelo urbanístico que posteriormente se trasladaría a las nuevas ciudades que se iban a construir en América (Descargar plano).

Dice la UNESCO, en su exposición de motivos sobre la declaración de Patrimonio Mundial, que merecerán tal distinción las obras humanas que “sean la manifestación de un intercambio considerable de valores humanos durante un determinado periodo o en una determinada área cultural específica en el desarrollo de la arquitectura, las artes monumentales, la planificación urbana o el diseño paisajístico”. Quien haya paseado por las calles de la que fue primera capital de Tenerife, pensará que los responsables de las reglas de este juego dictaron tal precepto a la sombra de la torre de la Concepción o viendo los espectaculares palacetes coloniales de calles como La Carrera (Obispo Rey Redondo) o Herradores. Pero no. El secreto está en esa trama de calles, plazas que siguen un orden preciso, matemático, geométrico. Un plano que queda completado con esa arquitectura sobria y elegante propia de las Islas Canarias, con patios de ensueño, espectaculares balconadas de madera y plazas recoletas sombreadas con enormes laureles de indias y palmeras.

Quienes trazaron sus calles no lo hicieron al azar. Siguieron un plan meticulosamente trazado hasta el punto de que en sus comienzos fue más importante el oficio de medidor que el de albañil, cantero o carpintero. Todo tiene su lógica, y las calles de La Laguna siguen sus propias reglas; las reglas de un nuevo mundo de luces que dejaba atrás las sombras de la Edad Media. Por eso La Laguna se construyó al dictado de los nuevos tiempos. La primera medida fue hacerla tierra adentro, dónde no había necesidad de fortificarla; la segunda, un trazado a tiralíneas en cuadras que recuerda a los campamentos militares de la antigüedad; la tercera, una división del espacio en función de oficios y clases sociales que recuerdan a la República de PlatónRepública de Platón y una separación entre el poder divino y el poder terrenal que rompe con la tradición de la ciudad mediterránea (Iglesia y poder civil en torno al mismo espacio). La Laguna es una ciudad nueva, una ciudad que mira al nuevo siglo (el Quinientos europeo) con la convicción de estar fundando un nuevo orden.

Los padres de la primera capital de Tenerife diseñaron un trazado urbano revolucionario que se fundamenta por el uso racional de su trazado. Un trazado que atiende a dos razones. Quizás la menos poética sea la funcionalidad de un urbanismo que se adapta al paisaje donde se erige la urbe. Condicionada por la antigua laguna que se extendía al noroeste de la ciudad primitiva y asentada sobre una planicie que se precipita, al este buscando Santa Cruz de Tenerife, el paisaje dejó mucha libertad para el simbolismo, parte fundamental de la trama urbana. Siguiendo las pautas renacentistas, La Laguna presenta una clasificación del territorio que atiende a razones ideológicas. La primera es la división del espacio siguiendo un plan jerarquizado que divide las manzanas en función de la ‘calidad’ de sus habitantes; la segunda atiende a la idea antropomorfa de la sociedad (se compara el orden social con un cuerpo humano).

Esta idea se ve claramente en la configuración de la calle de La Carrera. De naciente a poniente, la plaza del Adelantado, con el mercado, el antiguo Cabildo de la Isla y los juzgados (antigua cárcel) es la cabeza administrativa de la ciudad; la iglesia de Los Remedios, en el centro de la calle, es el corazón religioso de la urbe y el barrio de San Benito, donde vivían los trabajadores manuales y campesinos, los pies. Esta distribución espacial coincide con el ideal social de La República platónica, con una cabeza social que piensa y gobierna, un corazón que reza y unos pies que sostienen al corpus social con su trabajo.

Pero aún hay más. La Laguna también es una ciudad planificada según criterios geométricos. En una planta octogonal que hace coincidir sus vértices con los ocho vientos (norte, sur, este, oeste y sus valores medios), el eje de La carrera divide al conjunto en dos y marca distancias similares entre las tres parroquias de la ciudad (San Miguel, Los Remedios y La Concepción). Desde el centro, encarnado en la cabecera de la Iglesia de Santo Domingo, parte un triángulo que marca las distancias entre los otros dos conventos de la ciudad: San Francisco en el vértice noreste y Santo Domingo en el sureste. Y no hemos acabado con todo esto. Siguiendo medidas regulares se estableció un perímetro circular exterior donde se edificaron tres pequeñas ermitas que quedaron, en aquel lejano siglo XVI, fuera de los límites del centro urbano. Nada está puesto al azar; todo tiene una función clara y un espacio claramente determinado sobre el que se desparraman iglesias, palacios, pequeñas ermitas o equipamientos políticos, administrativos, judiciales y comerciales.

PEQUEÑA GUÍA DEL CENTRO HISTÓRICO DE LA LAGUNA

La Plaza del Adelantado y alrededores

La Plaza del Adelantado (Dirección: Plaza del Adelantado) cumplió una función de ágora, o foro público y fue el lugar dónde se ubicaron los principales servicios terrenales de la comunidad (ayuntamiento, juzgados y el principal mercado del municipio). En un principio, la plaza fue una explanada de tierra apisonada donde se celebraban todos los actos públicos de la ciudad. Su enlosado primitivo data de finales del siglo XVIII (1798) y a mediados de la centuria siguiente se redistribuyó su espacio interior hasta lograr su actual fisonomía que recuerde a los jardines románticos del siglo XIX (incluida su fuente de mármol traída a la isla desde Marsella). Pese a ser la cabeza política de La Laguna, también hay espacios para la religión. Aunque el gran referente religioso de la plaza es el vecino Convento de Santa Catalina, en plena plaza también se encuentra la pequeña Ermita de San Miguel Arcángel (Dirección: C/ San Félix sn; Tel: (+34) 922 820 195), ideada, en un principio, como panteón de la familia del Adelantado Alonso Fernández de Lugo y hoy convertida en una sala de arte. En este pequeño templo de estilo mudéjar se encuentra la tumba de Fernando Guanarteme, último ‘rey’ aborigen de Gran Canaria.

El Ayuntamiento de La Laguna está formado, en la actualidad, por la primitiva casa consistorial (siglo XVI), la Casa del Regidor (siglo XVI) y la que popularmente se conoce como Casa de los Capitanes (XVII), la actual sede del gobierno municipal de La Laguna es una buena muestra de arquitectura canaria. Del Ayuntamiento destaca su fachada de corte neoclásica añadida a principios del siglo XIX. Ya en la calle Obispo Rey Redondo (La Carrera) otros hitos importantes son la portada plateresca de la Casa del Corregidor (una de las pocas de este estilo en Canarias) y el sencillo pero hermoso patio canario de la Casa Alvarado Bracamonte (Dirección: C/ Obispo Rey Redondo, 1; Horario: LD 9.00 – 17.00), que hoy alberga la oficina de Turismo del municipio.

Otro edificio que bien merece una visita en el entorno de la Plaza del Adelantado es el Convento de Santa Catalina (Dirección: Plaza del Adelantado sn; Horario: LS 7.00 – 11.45 D 18.00 – 20.00) un claro ejemplo de arquitectura conventual de clausura en Canarias. En el exterior destacan los dos ají meces (miradores) de madera que permiten a las monjas observar lo que pasa a extramuros sin descubrirse. Y de su interior, los visitantes sólo pueden admirar la espectacular iglesia de estilo mudéjar y parte del claustro. Muy cerca de la plaza se encuentra el Ex Convento de Santo Domingo de Guzmán (Dirección: C/ Santo Domingo sn; Horario: MV 10.00 – 17.00 S 10.00 – 14.00), otro ejemplo de arquitectura colonial (Siglos XVI – XVIII) que, en la actualidad, acoge al Servicio de patrimonio Histórico de la ciudad. Más allá de la importancia arquitectónica y artística del edificio (los artesonados son sobresalientes) uno de los atractivos de la visita es ver una maqueta de la ciudad según los planos del siglo XVI que permite ver, a escala, su entramado urbano. Muy cerca (calle Herradores y Barcelona) se encuentra la Capilla de la Cruz Verde, uno de los templetes que marcaban los límites exteriores de la localidad según su plano original.

La calle Nava Grimón hacia El Cristo

La Laguna es una ciudad conventual y nobiliaria. Antes de que la actividad comercial vinculada con el puerto trasladara la capital hacia Santa Cruz de Tenerife, aquí se concentraron gran parte de las grandes familias del Archipiélago creando un mosaico de palacetes coloniales que, con el paso de los años, fueron incorporando nuevos elementos y, en algunos casos, verdaderas remodelaciones acorde con las modas que llegaban desde Europa. La calle arranca, justo después de la Plaza del Adelantado, con el Palacio de Nava. Como casi todo en La Laguna, este palacio del siglo XVI encierra entre sus muros historias y anécdotas que rebasan su gran importancia patrimonial. Sede de la tertulia de Nava, reunión de notables que acudían al palacio para hablar de lo terrenal y lo divino, fue uno de los primeros edificios de España en los que se habló de la ideas de la Ilustración. Desde el punto de vista arquitectónico destacan su fachada neoclásica, añadida a finales del siglo XVIII, de cantería azul, uno de los escasos ejemplos de fachadas de piedra de Canarias, lo que demuestra la riqueza de la familia propietaria del inmueble. Lamentablemente, el interior no está abierto a las visitas. Muy cerca se encuentra el Palacete de Rodríguez de Azero (Dirección: C/ Nava y Grimón, 7; Tel: (+34) 922 264 122), uno de los escasos ejemplos de arquitectura modernista de principios del siglo XX en la ciudad y sede del Casino de La Laguna (se puede visitar su restaurante).

Calle arriba, se repiten los ejemplos de arquitectura colonial canaria con casas con tejados a dos o cuatro aguas donde los colores se mezclan con el uso virtuoso de la madera. Y no falta la presencia de la cruz que, a medio camino de la Plaza del Cristo tiene otro ejemplo de arte sacro superlativo. El Convento de San Juan Bautista (Dirección: C/ Viana, 38; Tel: (+34) 922 257 260; Horario: M, J y S 10.00 -17.00), más conocido en la ciudad como Las Clarisas, fue el primer cenobio femenino instalado en Canarias tras la conquista española. Incendiado en el siglo XVII, el edificio actual es otro ejemplo sobresaliente del mudéjar canario. La iglesia está abierta en horario de culto, pero lo interesante del lugar es hacer coincidir las visitas con el horario de apertura del Museo de Arte Sacro de La Laguna.

La Calle Nava y Grimón culmina en la Plaza de San Francisco, uno de los espacios más característicos de la ciudad y epicentro de devociones populares que trascienden a la propia isla de Tenerife. El Santuario del Cristo de La Laguna (Dirección: Plaza de San Francisco sn; Tel: (+34) 922 633 342; Horario: LJ 8.00 – 20.00 V 7.00 – 20.00 S 8.00 – 20.00 D 9.00 – 20.45; E-mail: cristodelalaguna@gmail.com) es uno de los espacios religiosos más reverenciados del Archipiélago canario. Este pequeño templo mudéjar, con espléndidos artesonados, contiene la imagen más venerada de Tenerife. El Cristo de La Laguna, una talla flamenca del siglo XVI que salió del taller de Amberes y llegó a la isla gracias al tráfico comercial que se estableció con los Países Bajos al socaire del mercado del Azúcar. Esta talla, una de las mejores que se conservan en Canarias, preside un templo que se convierte, durante la primera semana de septiembre, en epicentro de la vida religiosa y festiva del municipio. También en la Plaza de San Francisco se encuentra el Mercado Municipal de La Laguna, que se trasladó aquí desde la Plaza del Adelantado, su ubicación original.

Del corazón a los pies

La Catedral de Los Remedios (Dirección: Plaza Fray Albino sn; Tel: (+34) 922 601 100) ocupa el lugar central del Casco Histórico de la ciudad de La Laguna. Edificada como iglesia mudéjar a principios del siglo XVI, una vez independizada la diócesis de Tenerife de su matriz en Gran Canaria, tuvo que reconvertirse en catedral del nuevo obispado. La primera decisión fue sustituir la fachada primitiva por una más señorial y para ello se eligió un diseño de corte neoclásico que se inició en 1825 y se culminó a principios del siglo XX. Después se completaron las obras de reforma con un cambio total del interior que adoptó formas que recuerdan al gótico medieval. Más allá del continente, que no supera los dos siglos de existencia, el viajero puede admirar un impresionante retablo flamenco atribuido a Hendrick Van Balen, maestro de Van Dyck. También hay que destacar una talla de Nuestra Señora de La Luz obra del maestro Juan Bautista Vázquez el Viejo, impulsor de la Escuela Sevillana, y un impresionante púlpito de mármol traído desde Italia en el siglo XVII. En la plaza, los laguneros y laguneras tienen un especial cariño al Estanque de los patos.

En torno a la catedral se abren un conjunto de calles que tienen a La Carrera (Obispo Rey Redondo) como eje de la trama urbana. La Calle de San Agustín, al norte, es la más monumental de esta parte de la ciudad con verdaderas joyas como el Palacio Lercaro (Dirección: C/ San Agustín, 22; Tel: (+34) 922 82 59 49; Horario: MS 9.00 – 20.00 D, L y F 10.00 – 17-00). Es uno de los edificios más hermosos de La Laguna, aunque de su exterior sólo destaque su pórtico renacentista de cantería clara. Lo que realmente sorprende de este edificio, actual sede del Museo de Historia y Antropología de Tenerife, es su interior. El uso de la madera predomina en suelos y techumbres, sobresaliendo las coberturas de estilo mudéjar. También destacan sus dos patios, aunque la exuberante decoración del central lo haga destacar con respecto al posterior. En cuanto al museo, su exposición permanente permite hacer un viaje por la historia de Tenerife desde los últimos momentos de la etapa indígena. Muy cerca se encuentra la Casa Montañés (Dirección: C/ San Agustín, 16; Horario: LV 8.00 – 13.00) otro magnífico ejemplo de casa nobiliaria de estilo tradicional canario. El patio es digno de verse.

También en la misma calle se encuentra la Casa Salazar (Dirección: C/ San Agustín, 28; Tel: (+34) 922 256 362). Construida a finales del XVII destaca la excelente fachada neoclásica de piedra que, sin duda alguna, recibió la influencia del Palacio de Nava. En su interior destacan el amplio patio central que da acceso a todas las dependencias del inmueble. En la actualidad es sede del Obispado de Tenerife. Otro punto de referencia de la calle San Agustín, aunque ya próximo al barrio de San Benito, es el Convento de San Agustín (Dirección: C/ San Agustín 48; Horario: LS 10.00 – 20.00 D 10.00 – 15.00). Aunque la riqueza patrimonial de la iglesia de Santo Domingo se perdió en un incendio en 1964, sus muros aún dan buena muestra de la grandiosidad del que fue el templo más espacioso de la ciudad de La Laguna. Una soberbia portada barroca en la cabecera del templo y los arcos de medio punto de su interior hacen soñar sobre los artesonados de madera y el rico tesoro que, desgraciadamente, se perdió con el incendio que acabó con este soberbio edificio. Pero, ahora, lo verdaderamente importante está junto al edificio. El antiguo convento homónimo, actualmente Instituto Cabrera Pinto, es una de las joyas patrimoniales de la antigua capital de Tenerife. Sus patios son de los mejores de Canarias. En sus salas hay una pequeña pinacoteca y una curiosa colección de ciencias naturales.

Y más allá de las calles tiradas a cordel se encuentra la zona de San Benito, núcleo primigenio de la ciudad y barrio popular de La Laguna durante siglos. La estructura urbana, acá, cambia por completo y aparecen las trazas típicas de la ciudad medieval europea con una red de callejuelas sin aparente orden. El monumento por antonomasia de esta zona es la Iglesia de la Concepción (Dirección: Plaza de la Concepción sn; Tel: (+34) 922 259 130; Horario: LS 10.00-18.30 D 9.00-11.00). La que fue parroquia matriz de la isla de Tenerife es una mezcla armoniosa de estilos que empieza en el gótico de arcos y ventanales de la cabecera al barroco de sus últimas piedras. Pero La Concepción, si destaca por algo, es por su gusto renacentista. Destacan, en el exterior, la portada del Evangelio y la torre del campanario, que se ha convertido en el verdadero símbolo de la ciudad. En su interior, este templo de tres naves ofrece magníficos artesonados mudéjares y soberbios arcos de medio punto con espejos. En la actualidad se puede subir a la torre (Horario: MV 10.00 – 17.00 S 10.00 – 14.00) un lugar privilegiado desde dónde puede verse la práctica totalidad del casco histórico lagunero y la fértil vega agrícola de la ciudad.

Muy cerca de la Iglesia de La Concepción se encuentra el Teatro Leal (Dirección: C/ Obispo Rey Redondo, 50; Tel: (+34) 922 265 433; Horario: LS 11.00 - 13.00 y 18.00 - 20.00), una de las referencias culturales de la ciudad y, también, uno de los mejores ejemplos de arquitectura ecléctica canaria.

COMER EN LA LAGUNA

Tasca El Obispado (Dirección: C/ Herradores, 88; Tel: (+34) 922 251 450) Uno de los pioneros de la revolución gastronómica de la ciudad. Alta cocina en dosis pequeñas; o sea, de las mejores tapas de la ciudad. Y con una más que aceptable carta de vinos con preferencia por los de la tierra que son muy buenos.

La Bourmet (Dirección: C/San Agustin 42; Tel: (+34) 922 250 413) Convertir algo en, apariencia, tan ordinario como la hamburguesa en el epicentro de una carta gourmet ya tiene su mérito. Estos chicos lo han conseguido. Creatividad, materias primas de primerísima calidad y muchas ganas de convertir al icono del fast food en alta cocina. Insólitamente genial.

El Guaydil (Dirección: C/ Dean Palahi, 26: Tel: (+34) 922 266 843) Buena cocina y a precios más que interesantes.

Bodegón Tocuyo (Dirección: C/ Juan de Vera, 16; Tel: (+34) 922 250 045) Un clásico de las tabernas laguneras con una buena selección de vinos de la tierra y tapas. Impresionantes los quesos, los encurtidos y los embutidos. Las paredes inundadas de inscripciones de comensales ilustres y anónimos son una de las marcas de identidad del lugar.

Punto Criollo (Dirección: C/ Tisón, 6; Tel: (+34) 922 257 007) Las mejores arepas de la ciudad (pequeños bocadillos venezolanos de harina de maíz) y exquisiteces como su famoso ‘gofio ensalsado’ y el almogrote gomero (ver receta).

Churrería El Buen Paladar (Dirección: C/ Tabares de Cala, 2; Tel: (+34) 922 258 078; E-mail: info@churreriachocolateriaelbuenpaladar.es) Una de las mejores churrerías de la isla de Tenerife. Ideal para desayunar o para merendar después del paseo por la ciudad.

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