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De Este a Oeste: Un paseo por el interior majorero

Molino 'Chicago' en la Vega del Río Palmas, Fuerteventura.

Viajar Ahora

Fuerteventura —

La imagen de esa Fuerteventura exclusivamente turística quiebra por completo cuando se echa una mirada atenta a su interior. Pese a esos paisajes de perfiles redondeados y ásperos, el campo majorero existe. Ha estado ahí desde siempre y, hasta no hace mucho, fue el sustento de los hombres y mujeres de la isla. El Sendero Local FV-31, que une las poblaciones rurales de Tiscamanita y Vega del Río Palmas es una buena opción para descubrir esta Fuerteventura interior donde es posible descubrir el pasado agrícola de la isla que, hoy, se muestra en un presente más modesto pero, aún, muy auténtico. El Cabildo de Fuerteventura ha señalizado todos los senderos de la isla, por lo que organizar las excursiones es sencillo y, sobre todo, seguro.

Lugares como la Caldera de Gairía, un cono volcánico extinto a pocos kilómetros de Tiscamanita, bien merece una visita previa antes de empezar la caminata. En las inmediaciones de este espacio natural de 240 hectáreas, puede verse el resultado de siglos de trabajo humano en forma de terrazas de cultivo, huertas y linderos que alternan con importantes reductos de flora autóctona local. Camellos y rebaños de cabras completan el cuadro de un espacio que muestra uno de los mejores ejemplos de erupción volcánica reciente de la isla.

El sendero

El SL-31 inicia su recorrido en el cruce de las calles Juan Peñate y De la Cruz. Los primeros metros del camino atraviesan el coqueto casco de Tiscamanita y permite descubrir los rasgos típicos de los pueblecitos agrícolas de la isla. Casas de una o dos plantas de purísima arquitectura popular y pequeñas terrazas de cultivo marcan el paisaje ‘urbano’ de la localidad. La abundancia de tierras de labor son la huella más notable del carácter agrícola del lugar. Un interesante centro de interpretación dedicado a los molinos majorerosentro de interpretación dedicado a los molinos majoreros atestigua la importancia que el cereal tuvo en la historia insular. Poco después de dejar atrás las últimas construcciones del pueblo, el sendero empieza su ascenso hacia el Morro Jorjado a través de una carretera de tierra señalizada. Al ser un sendero local, la ruta está marcada con los colores verde y blanco.

Los primeros 4,5 kilómetros salvan un desnivel de 340 metros en suave ascensión. Las vistas sobre la vega de Tiscamanita y el cercano pueblo de Agua de Bueyes son, sencillamente, espectaculares. Una buena opción para sacar buenas fotos es tomarse un descanso en el Área Recreativa situada a 1,9 kilómetros de la salida. Otro de los puntos fuertes del camino es poder ver muestras de la modesta flora insular. El ascenso por la Majada de la Mujer muestra importantes plantaciones de tuneras tuneras (Opuntia spp.) y pitas (Agave americana). La flora silvestre se manifiesta a través de especies como la amenazada ‘cuernúa’ (Caralluma burchardii), el acebuche majorero (Olea europaea ssp guanchica), las omnipresentes tabaibas (Euphorbia spp.) y los verodes (Kleinia neriifolia).

Una vez llegados al Morro Tabaibe, el sendero se da un pequeño respiro antes de iniciar el ascenso final hacia el Morro Jorjado, punto más alto de la ruta. Desde aquí se pueden ver las características lomadas redondeadas que rompen los paisajes llanos propios del interior de Fuerteventura. La subida a la cima del Jorjado está adornada con pequeñas concentraciones de jorjados (Asteriscus sericeus), un endemismo exclusivamente majorero.

El camino continúa, en descenso moderado, hacia la Degollada de la Pechillera y el Morro del Rincón del Atajo, lugar en el que el SL-FV 31 se une al SL-FV 28, que lleva hasta el pueblo de Agua de Bueyes. Desde aquí, ambas rutas se unen para descender hasta Vega del Río Palmas a través de la fuerte cuesta del Ahorcado. En poco más de 2 kilómetros el sendero baja unos 300 metros. El camino está perfectamente habilitado y acondicionado, pero no está de más tomarse la bajada con calma para evitar torceduras. El camino termina junto a la Iglesia de Nuestra Señora de La Peña, patrona de la isla. El edificio, de finales del siglo XVIII es una de las mejores muestras de arquitectura neoclásica de la isla. En su interior se venera la imagen de la patrona insular, una escultura de alabastro del siglo XV que es una de las pocas muestras de escultura gótica que existen en Canarias.

La Fuerteventura más verde

La Vega del Río Palmas es, junto a la cercana Betancuria y las alturas del Parque Natural de Jandía (al sur), el lugar más húmedo de la isla. Los bosquecillos de palmeras y los numerosos huertos con estanques son las muestras claras de la presencia del agua. Una de las señas de identidad de este lugar es la presencia de numerosos molinos de metal que dan un toque especial al paisaje. Aquí se les conoce como ‘los chicagos’ ya que son aeromotores de origen norteamericano del tipo ‘Chicago’. Estos molinos extraen, gracias a la fuerza del viento el agua que se almacena en las napas más profundas de la isla. Gracias a estos recursos hídricos, la zona se convirtió en el auténtico huerto de Fuerteventura en el que los productos para el consumo se alternaron con importantes plantaciones de alfalfa o tomates.

A través del FV-27, los que aún tengan fuerzas pueden descender hasta la Presa de La Peñita (a 3,4 kilómetros de la Vega del Río Palmas). El camino desciende a través del Barranco del Río Palmas entre importantes bosques de palmera canaria (Phoenix canariensis) y tarajales (Tamarix canariensis). La presa, construida en los años 30 del pasado siglo, sirvió para alimentar los cultivos de tomates que se desarrollaron en la zona baja del barranco. Hoy, este pequeño humedal sirve para dar cobijo a pequeñas comunidades de aves acuáticas como la focha común (Fulica atra) y la polla de agua (Gallinula chloropus). En el extremo derecho del muro de la presa se inicia el camino de Las Peñitas. A menos de un kilómetro se encuentra la pequeña Capilla de las Peñitas, sencillo edificio de estilo colonial levantado en el lugar donde, según la tradición, apareció la virgen.

SL-FV-31: Tiscamanita-Vega del Río Palma; Kilómetros: 6,3; Desnivel subida: 688 metros; Desnivel bajada: 270 metros; Recorrido: 3,3 horas; Dificultad: 3 sobre 5.

SL-FV-27: Vega del Río Palma-Presa de la Peñita; Kilómetros: 6,8 (ida y vuelta); Desnivel subida: 256 metros; Desnivel bajada: 199 metros; Recorrido: 2 horas; Dificultad: 2 sobre 5.

MAPA 1

MAPA 2

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